El Decreto “creativo” –más que de “creación”- del municipio de Villa de Pozos es hasta hoy la “cruz” con que el Poder Legislativo cargará y, sobre él mismo, redimirá los pecados jurídicos, legislativos, políticos, administrativos y sociales cometidos contra los habitantes de aquella nueva demarcación. En caridad de Dios la diputada Liliana Flores y José Luis Fernández “El Chiquis” -principal promotor en el Congreso de esto- reconocieron sus pecados y buscan enmendarlos.

Valedero gesto: “Los que se arrepienten se van al cielo”. “El Chiquis” tendió la mano al municipio capitalino. Así no eran las cosas y desde un principio lo supo. La soberbia es pecado y si es necesario le valdremos rezar un “Padre Nuestro”, más toda la bíblica corrección que deberá hacer sobre el citado Decreto. Y la diputada Liliana Flores quiere compartir la penitencia y hace bien. Pero no solo con el resto de las y los veinte que pecaron también con el voto de su ignorancia legislativa.  “¡Crucifícale!, ¡crucifícale!”, gritó hace casi 2000 años el Sanedrín a Poncio para llevar a la muerte al que cargaría con los pecados de toda la humanidad. “¡Jálenle las orejas, ¡jálenle las orejas!”, gritó hoy Liliana Flores. Señalando como culpables a los ASESORES del Congreso del Estado. Los quiso presentar ante la muchedumbre potosina para que ellos cargaran con los pecados de toda la humanidad… que labora en el Poder Legislativo.  La desvergüenza debería ser también condenable: “aquí en la tierra, como en el cielo.” Diputadas y diputados potosinos: es cierto que casi todas y todos en el Legislativo pecan de ignorantes, no son expertos jurídicos y ya quedo claro, muy claro. Punto. Y tampoco es pecado contratar a un asesor. Pero, aunque el ASESOR sea peor que Barrabás y ustedes, legisladores y legisladoras potosinas, se le pongan a un lado para buscar la comparación y la Divina Providencia los salve de la crucifixión... acuérdense del que sí mandaron a la cruz.  “Que no paguen ASESORES por pecadores”, también es bíblico. ¿Por qué? Seremos breves: las y los potosinos -de todo el estado- no votamos por el asistente que lo llevó tarde a su sesión diputado, ni por el ASESOR que le dio a firmar el documento diputada. Perdónalos, Señor, que no saben lo que hacen, menos lo que dicen y tampoco lo que firman.