Vínculo copiado
Transparencia derrumbada
00:03 viernes 29 noviembre, 2024
ColaboradoresLa historia moderna de nuestro país no se podría escribir sin el sustento que le han dado sus instituciones. Todas aquellas en que las y los protagonistas de nuestra vida pública, así como la sociedad civil, han contribuido para lograr la grandeza, libertad y democracia que nuestro México merece.
Hoy en día no podemos hablar de una democracia plena sin que haya contrapesos que nivelen o frenos que detengan el ejercicio soberbio y arrogante de querer gobernar por decretos como en los últimos años hemos sido testigos.
La desaparición de los organismos autónomos, que el gobierno federal impulsó, no obedece a una bondadosa planificación y simplificación orgánica de la administración pública como lo anunciaron. Y menos a una política encaminada a “racionalizar los recursos públicos” para mejorar, con el ahorro que representara el capítulo financiero de estas entidades, la desigualdad social que viven millones de mexicanos.
Un ejemplo de las columnas que se pretende derrumbar es el INSTITUTO NACIONAL DE TRANSPARENCIA, ACCESO A LA INFORMACIÓN PÚBLICA Y PROTECCIÓN DE DATOS PERSONALES. Su espíritu era el de garantizar que la ciudadanía tuviera acceso al claro testimonio de saber el ejercicio del recurso público y la protección de sus datos personales, no solo en posesión del estado, sino de los particulares también. La pretensión del gobierno federal, con esta reforma, estaba encaminada a convertirse en juez y parte. Ser el tenedor de la información pública, a más de controlar la publicidad de la misma, no hace más que oscurecer la vida que por décadas hemos tardado en construir a través de instituciones, su conformación y funcionamiento y evidenciar su temor de hacer más públicos todavía posibles actos de corrupción.
El crudo y claro ejercicio del poder con que están queriendo guiar esta reforma constitucional no se limita a la desaparición de una serie de despachos que controlan y guían actividades que el gobierno lleva de la mano con las y los ciudadanos. Corta de tajo derechos tan trascendentales como la vida misma de una república, cuyo pilar debe ser la democracia y la justicia.
Democracia y justicia que México ha construido, por encima de un partido en el poder.