Mientras más va avanzando el calendario electoral, más se van destapando nombres de hombres y mujeres que aparecerán en las boletas. Nuevos, conocidos, hombres, mujeres, mayores, jóvenes, repetidos, de todo. A todos los diferencian formas de pensar, a muchos los unen los colores.

Pero lo que sí tienen todos en común es tener y deber un pasado. El de unos más digno de admirar que el de otros. Otros se podrán sentir más orgullosos del propio frente al del otro, pero a fin de cuentas todas y todos los candidatos tienen uno. Ejemplos sobrarán. 

Uno de ellos, la repetición en búsqueda de una diputación federal por su terruño en la zona media: Óscar Bautista “El Cochiloco”. Su apodo le reviste de una etiqueta peliculezca: “El Infierno”. 

El personaje maloso con un lenguaje y forma de andar agradable, hasta cierto punto simpático, pero que no dejaba de ser un personaje detestable. El local no es un personaje. Se trata de un hombre que ha sabido sortear varias diputaciones federales y locales, pero cuyo expediente se encuentra plagado de una inmensa cantidad de señalamientos de corrupción o malos manejos de asociaciones campesinas y ganaderas fantasmas con ingresos millonarios por apoyos gubernamentales. Por decir algunas de sus páginas. “La Ecuación Corrupta” fue y sigue siendo un parteaguas. Un antes y un después en la vida política potosina y un ejemplo de corrupción y blanqueo de cuentas públicas a manos del Legislativo y en cuyas fichas de señalados aparece Óscar Bautista, entre otros. ¿Que ocurrió? Nada. Tan no pasó nada que hoy Bautista encabezará una candidatura a diputado federal y otros participantes siguen activos en puestos públicos. ¿Será por su partido de origen el PRI? Por supuesto que no.

El PVEM lo acogió en sus brazos. ¿Y personajes como él -del priismo carrerista- no son "la herencia maldita"? Ya no.

Sus pecados han sido redimidos. Lo que ocurre en todos los partidos y en todas las familias políticas: 

No les importan los nombres y menos los pasados, les interesan los votos. Si su nombre -Óscar Bautista “El Cochiloco”- era un nombre sucio, cochino, el PVEM en SLP, y sus liderazgos de facto y morales, los han limpiado.