El que seis dependencias de gobierno del estado estén en la mira del titular del Ejecutivo porque cierran a las tres de la tarde no es nada nuevo. Las evaluaciones con que comenzó su administración han servido de termómetro para revisar la temperatura de la máquina laboral de cada una de sus secretarías y direcciones generales de alto nivel. Ahora bien, un ejemplo que hemos comentado desde el 2021 es la Secretaría de Turismo, por cuyo escritorio han pasado ya una quinteta de naipes. Unas más valiosas que otras, pero tampoco han sido ases. No puede la administración estatal señalar a los titulares de esta y otras dependencias de “borocratotas” de 8 a 3 y hasta mañana. Ni tampoco de “adoptar modos de la herencia maldita”. Perdón, pero no. Hemos escrito que se trata de resultados, resultado del pago de favores políticos o acomodos a modo. Improvisados, incapaces, faltas de tacto y liderazgo y por lo tanto faltos de responsabilidad. No caigamos en el juego fácil y barato de echarle la culpa al pasado. Revisen el presente de sus colaboradores y denles oportunidades por ello. No toda la “herencia maldita” ha hecho daño ni es responsable de algunas fallas. Al contrario.