Esta semana se cumplieron 40 años de la fundación de los subsistemas COBACH. Institución insigne para la educación contemporánea de nuestro San Luis Potosí. Mas de 30 mil alumnos y alumnas en más de 40 planteles, 30 centros EMSAD, generaciones de egresados y egresadas exitosas en manos de otros tantos cientos de maestras y maestros entregados a su oficio como sacerdotes a su liturgia y administrativos que han hecho de esta institución un referente de la educación potosina. Nadie más que ellas y ellos. Festejo que se celebró en el Teatro de la Paz bajo la parafernalia de discursos “oficialeros” e invitados del medio educativo, pero no todos los que integran la familia del Colegio de Bachilleres. Fueron relegados de la ceremonia conmemorativa los directores generales quienes desde 1984 han construido este gran sistema: el único al que no hubieran podido haber reconocido fue a su fundador Anacleto Rangel (+). De ahí en fuera, presentes hubieran bien estado: Gustavo Zúñiga, Ariosto Azuara, Helios Barragán, Mónico Jiménez, Amado Vega, Marianela Villanueva, Alfonso Espinosa y Rita Salinas. No les dieron su lugar, ni en el teatro ni en su historia. Desde Carlos Jonguitud hasta Ricardo Gallardo, los gobiernos solo han sido y deben ser facilitadores de ese maravilloso binomio educativo alumno-maestro. Nada más. El micrófono educativo no debe ser reflector personal. La categoría no la tiene quien la recibe, sino quien la da.