El desorden vial de ayer fue un reflejo de como los problemas se resolvieron en la administración “carrerista”. Dejar pasar, que pase y a ver qué pasa. El reclamo de los taxistas hacia la SCT por el aumento a los vehículos de plataformas de servicio de transporte como Uber y la tolerancia gubernamental, se vino dando desde la administración de Fernando Toranzo y aunque nunca detonó a más -hace más de 6 años no tenía mucho el auge actual- o la falta de entrega de concesiones, pasó lo que tenía que pasar: no hubo solución al reclamo del gremio taxista y el grito paso de la Casa de Gobierno a las avenidas vitales de San Luis en hora pico, con el resultado que ya vivimos. El caos vial sufrido sucumbe tiempos, economías, emergencias, horarios, planes, trabajos, ¡la vida de todos! Y aunque los ciudadanos no tenemos la culpa, también es cierto que el reclamo no escuchado trasciende al que menos la debe para entonces si ser escuchado. Pero ya en este nivel la culpa y responsable es el gobierno del estado. Y a la par la responsabilidad de la autoridad para mantener el Estado de Derecho: el municipio. La sociedad está cansada que un puñado de individuos -taxistas, grupos sociales o tianguistas- tomen como rehén a una ciudad entera sin que haya un policía que aplique el Bando de Policía y buen gobierno para evitar bloqueos y afectaciones a terceros, aduciendo que es “tema del gobierno del estado”. Nadie. La responsabilidad se multiplica, no se divide. Los daños están hechos y tampoco hay quien responda. A la sociedad no le interesa saber a qué instancia le compete. Quiere soluciones. No caos ni desorden… y menos como herencia. Hasta mañana…