El día de ayer San Luis Potosí volvió a despertarse con los sonidos de alarmas entre la inseguridad y la intranquilidad que ello provoca. Desde cualquier punto de vista -las y los ciudadanos de a pie y trabajadores, el empresarial, la clase gobernante- para ninguno es o debe ser cosa menor. Volvemos a reiterarlo. San Luis Potosí había guardado su nombre en la paz y la tranquilidad que su sociedad misma y ritmo de vida nos daba.

Desde hace años, que fue detonándose el crecimiento industrial y económico, nuestra posición nos colocó en la mira tanto de ajenos como externos, de propios y extraños, de buenos y malos. Y es la autoridad la que debió haber medido en todos sus sentidos las miradas que sobre San Luis se tendían. El San Luis que se desarrolla y crece quiere también seguir viviendo en la tranquilidad y paz que todos y todas anhelamos.

Son las autoridades municipales, estatales y federales y los órganos de gobierno las que deben de reforzar sus acuerdos y políticas con el fin de lograr la garantía que, constitucional y socialmente, están obligados. De igual manera los quehaceres judiciales y legislativos. Vincular sus escritorios -sin perder su independencia- a fin de que se encuentre el camino a la justicia a través del derecho La seguridad es tarea y deseo supremo de todas y todos los potosinos. Como la LIBERTAD. Esa que si alguien o algunos no la resguardan la perderemos.  No hoy, pero tal vez mañana. Hasta mañana…