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Colaboración clave... ¿quién nos cuida?
00:11 jueves 21 agosto, 2025
ColaboradoresZONA INDUSTRIAL: LA CLAVE ESTÁ EN EL TRABAJO CONJUNTO. La Zona Industrial no es solo un conjunto de naves y fábricas; es el corazón palpitante de la economía local, el motor que mueve empleos, inversiones y oportunidades. Sin embargo, como cualquier motor, requiere mantenimiento constante y coordinación para que funcione sin contratiempos. La realidad es que cada proyecto, cada avenida o puente, que se construye o mejora, tiene un impacto directo en la productividad, en la movilidad y en la vida de quienes dependen de esta zona.
Es aquí donde la colaboración entre gobierno y empresas deja de ser opcional y se convierte en una necesidad urgente.
Imaginar una Zona Industrial sin visión compartida es como pensar en un reloj que nunca da la hora correcta: aunque cada engranaje funcione por separado, el conjunto no avanza. Las cámaras empresariales, autoridades municipales y estatales tienen ahora la oportunidad de convertir esta visión en acción concreta, con presupuestos claros y proyectos estratégicos que transformen la zona. El verdadero desafío no es encontrar culpables, sino unir esfuerzos, aprovechar la voluntad de todos los actores y asegurarse de que cada inversión produzca resultados tangibles. Al final, de cómo se trabaje hoy dependerá si la Zona Industrial seguirá siendo un motor de crecimiento o se quedará atrapada en la promesa de lo que podría ser.
ACTUAR HASTA QUE HAYA TRAGEDIA. La reciente clausura de una empresa acerera en la zona industrial vuelve a exponer una de las preguntas más incómodas pero urgentes: ¿por qué las autoridades sólo reaccionan cuando el escándalo ya estalló? Aunque esta vez no hubo muertos ni heridos, y se desmintió el accidente fatal que circuló en redes, el operativo dejó al descubierto diferentes incumplimientos en materia de seguridad y normatividad.
Protección Civil confirmó que la empresa carecía de protocolos básicos de emergencia, señalética adecuada y mantenimientos documentados. Por su parte, la Dirección de Comercio clausuró el lugar por no tener licencia de funcionamiento. Es decir, un negocio de 30 mil metros cuadrados, con 55 trabajadores, operaba sin cumplir requisitos mínimos. ¿Cómo es posible que eso pase desapercibido hasta que alguien marca por teléfono diciendo que hubo una tragedia?
Aunque se agradece la intervención de las autoridades para aclarar rumores y evitar desinformación, queda claro que sus acciones siguen siendo reactivas y no preventivas. En el mejor de los casos, los inspectores aparecen cuando el incendio ya está a punto de empezar. ¿Y los operativos "permanentes"? Pues, como muchos permisos, brillan por su ausencia.
Peor aún, mientras se clausuran empresas y negocios de comida rápida por no cumplir con la ley, otras operan con impunidad bajo la sombra de la omisión, o de la clandestinidad con un “ya casi tenemos los papeles”. Y cuando sucede lo peor, las familias son las que terminan pagando las consecuencias de una cultura de supervisión laxa y burocracia indulgente.
Esta historia no es nueva, pero cada caso suma a una larga cadena de desconfianza. Las autoridades en materia de Trabajo, Protección Civil y Comercio, deben dejar de actuar como si la prevención fuera opcional. Porque si solo se clausura cuando hay un rumor de muerte, entonces ya vamos tarde... muy tarde.
¡Hasta mañana!