Ya tuvieron su oportunidad los poceños -empecemos a acostumbrarnos al gentilicio sin necesidad de definirlo-, los poceños que estaban a favor de la creación de Villa de Pozos como municipio y que acudieron al Congreso del Estado a apoyar dicha aprobación. De manifestarse y gritar ¡bravos! y ¡vivas! La mayoría, si no es que todas y todos, no supieron lo que ese dichoso documento contenía. Apostamos que ni los mismos legisladores. Hoy ya lo saben. Tanto los de Villa de Pozos como los y las diputadas que lo aprobaron. Ayer tocó el turno de hacer lo mismo a un grupo de poceños inconformes no con la creación del municipio, sino con las formas, mecánica y resultado de ello. Hicieron público su descontento por la falta de servicios básicos, pero también justificaron la situación: no es culpa del municipio potosino. Es culpa y responsabilidad del Congreso del Estado por haber redactado un documento con la prisa que la inconciencia rastrera y pseudo política amerita. Manifestaron su temor por la intromisión que pudiera tener el Partido Verde en la selección del Consejo Municipal que presidirá el destino inmediato de Villa de Pozos. Piensen mal y… Pero qué bueno que se prevengan. Y no solo del Verde, de todos y de todas.