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Realito y su poca... nula capacidad de respuesta
00:13 viernes 15 agosto, 2025
ColaboradoresEL REALITO: ENTRE AGUAS TURBIAS Y PROMESAS INCIERTAS. Una vez más, El Realito vuelve a ocupar titulares y, lamentablemente, no por su buen funcionamiento. La capital potosina y sus alrededores llevan meses navegando entre la escasez y la mala calidad del agua, un recurso tan básico como irremplazable.
Las fallas constantes y la contaminación del líquido evidencian no sólo problemas técnicos, sino una falta de planeación e inversión sostenida. Invertir en el acueducto no debería ser una propuesta de emergencia, sino una política de prevención a largo plazo. Es irónico: tenemos un embalse al 96% de su capacidad y, aun así, la mitad del año transcurre con grifos secos o con agua que no cumple su propósito.
La propuesta de ampliar la cobertura hacia Soledad, Villa de Pozos y Santa María del Río suena atractiva sobre el papel. Una inversión millonaria como la planteada podría cambiar radicalmente el panorama, siempre y cuando no se convierta en otro “proyecto eterno” atrapado en trámites, diagnósticos y discursos.
El tema del agua en San Luis Potosí es un capítulo más de lo que quisiéramos. Entre aguas turbias y fugas invisibles, la ciudadanía sigue pagando por un servicio que no recibe como debería. Resolver el problema no es solo cuestión de infraestructura; es cuestión de asumir responsabilidades claras y actuar con la urgencia que demanda un recurso que no es infinito.
¿APENAS SE DAN CUENTA? Durante años, el famoso tianguis dominical de autos ha operado con total normalidad en la capital de San Luis Potosí. Ha cambiado de sede cuando la Fenapo lo requiere, se ha instalado en espacios públicos y ha reunido a cientos de vendedores cada fin de semana, sin que nadie (hasta hoy) dijera nada. De forma sorpresiva, el Ayuntamiento reconoce que esta actividad no cuenta con autorización y, más aún, que ni siquiera está regulada.
El pronunciamiento surgió tras la más reciente reubicación del tianguis a la Vía Alterna, donde estorbó el acceso a una vialidad clave y generó protestas ciudadanas. Fue entonces, y sólo entonces, que las autoridades voltearon a ver algo que lleva más de 40 años ocurriendo cada domingo, y que ha sido denunciado muchas veces en redes sociales y medios de comunicación. ¿De verdad apenas se dieron cuenta?
Lo más preocupante no es el descontrol, sino la permisividad institucional. La compraventa de autos en la vía pública es una actividad comercial no autorizada por la ley, pero que ha sido tolerada sistemáticamente por gobiernos municipales y estatales, y federales. El resultado: espacios públicos tomados sin orden, sin control y, ahora sabemos, sin un solo permiso oficial que los respalde.
Hoy, por primera vez, se abre la puerta a poner en orden un tema que se volvió cotidiano. El reto para las autoridades no será únicamente mover el tianguis durante la Fenapo, sino regular de fondo una práctica comercial que creció ante su silencio. Ojalá este "descubrimiento" no se quede en un anuncio más.