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Violencia y opacidad
00:11 martes 12 agosto, 2025
Colaboradores¿QUIÉN CUIDA A LOS QUE NO TIENEN VOZ? La violencia contra los animales en San Luis Potosí ha dejado de ser un caso aislado. En los últimos días, se han acumulado denuncias por envenenamientos en zonas como la sierra de San Miguelito, La Florida y ahora, incluso en entornos urbanos como la Terminal Terrestre Potosina. Las víctimas son animales comunitarios, mascotas y animales rescatados que lo único que hacían era vivir en paz en espacios compartidos con las personas.
El caso más reciente que estremeció a redes sociales fue el de una perrita envenenada en el cerro, apenas días después de que se reportaran seis burros muertos de la misma forma. Al mismo tiempo, siete perros fallecieron en La Florida, y una perrita enferma que vivía en la TTP fue supuestamente arrojada a la basura por personal de mantenimiento. Todos estos hechos reflejan no sólo una grave falta de empatía, sino también la ausencia de un sistema de protección animal eficiente.
Lo que preocupa aún más es la reacción de las autoridades; se realizan recorridos, se dice que no se encontró nada, se pide denunciar, pero no hay responsables ni consecuencias claras. Los ciudadanos siguen encontrando cuerpos y restos, mientras que las dependencias se deslindan sin avances visibles. Los envenenamientos continúan y la confianza en las instituciones se va desgastando.
Es necesario repensar cómo protegemos a los animales en nuestra ciudad. Se necesita más que operativos simbólicos; hace falta vigilancia real, sanciones ejemplares y campañas activas de concientización. No basta con decir que se protegerá la vida animal, hay que hacerlo, y con resultados que se vean en las calles, no sólo en los comunicados oficiales.
Mientras tanto, la comunidad sigue haciendo lo que puede: rescatando, cuidando, denunciando. Pero no debería ser solo su carga. Proteger a los animales también es proteger la humanidad que nos queda. No esperemos a que el siguiente caso viral sea el que finalmente nos haga reaccionar.
AUTONOMÍA QUE LA TRANSPARENCIA NO PUEDE PERDER. La eventual desaparición de la CEGAIP abre un debate más que necesario: ¿Qué tan en serio se toma la transparencia en San Luis Potosí? Si el nuevo organismo que la sustituya nace sin autonomía ni recursos propios, estará condenado a ser un adorno institucional, incapaz de cuestionar, sancionar o siquiera incomodar a los entes obligados. Rocha Medina lo dijo claro: la vigilancia de los recursos públicos necesita un ente con independencia real y presupuesto garantizado, aunque implique un costo extra para el Estado. Porque lo barato, en materia de transparencia, suele salir caro.
Y es que de nada sirve cambiar de nombre o de logotipo si la práctica sigue siendo la misma: solicitudes de información que se topan con pared y entes públicos que afinan el oído selectivo. Un organismo sin dientes es una invitación a la opacidad. Por eso, la discusión no es sólo si desaparece o no la CEGAIP, sino cómo blindar al nuevo órgano para que cumpla su función.
La transparencia no puede ser un acto de fe; tiene que ser un derecho respaldado por instituciones fuertes.
¡Hasta mañana!