De los aprendizajes y tantos que nos ha dejado la pandemia a nivel mundial, fue el descubrirnos como sociedad en nuestros defectos y virtudes, alcances y desventajas, carencias y activos.

Diferencias en las que hemos sabido sobrellevar nuestras convivencias y sus formas. O en las que nos hemos descubierto como personas, con nuestras filias y fobias, con nuestros defectos y virtudes. La vacunación contra el covid-19 fue una de ellas. Su negativa o aceptación fueron temas de todos los días. Desde la existencia de un virus hasta el permitir el pinchazo con algo poco probado y sus efectos, se convirtieron en banderas de millones en el mundo entero. Hoy la Cámara restaurantera local vuelve a poner una propuesta en el escritorio de las autoridades: La permisibilidad de ingresar a los establecimientos de sus afiliados.

Y aunque a nadie se le obliga a nada, tampoco al dueño de un establecimiento a tener que darle paso y bienvenida al sector no vacunado y poner en riesgo a otros por su egoísmo.

_______ El que el alcalde Enrique Galindo dio la cara.

Acostumbrados los ciudadanos a gobernantes que esconden más que el cuello en el agujero de la falsa gobernabilidad, el gobernante capitalino la sacó en uno de los temas de mayor gravedad que ha sufrido San Luis en sus últimos años: el abasto o desabasto del agua potable. Asume su responsabilidad, pero también señala y da el ultimátum, que le obliga su representación a nombre de los miles de afectados, a la empresa que controla el ducto en donde debería de correr agua con normalidad de El Realito a la zona Metropolitana. Como ese gesto hay para más temas…