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Hace apenas unos meses, Máynez era la novedad, el fenómeno electoral que parecía decir lo correcto en el tono adecuado
00:01 jueves 9 octubre, 2025
ColaboradoresDurante su visita a San Luis Potosí, Jorge Álvarez Máynez dejó claro algo que muchas personas ya sospechaban, pero pocas se habían atrevido a decir en voz alta: que el dirigente de Movimiento Ciudadano ya no tiene interés en dialogar con quienes no aplauden de pie. Llegó tarde, evitó preguntas, eligió un público controlado y se fue con prisa. La prensa local, como otras veces, fue ignorada con elegancia fingida y discursos reciclados.
Hace apenas unos meses, Máynez era la novedad, el fenómeno electoral que parecía decir lo correcto en el tono adecuado y hasta inclusivo en Lengua de Señas Mexicana. Ahora, en su versión post-campaña, ha empezado a parecerse demasiado a aquello que criticó con tanta vehemencia: políticos blindados por asesores, eventos coreografiados y una relación con la prensa que pasa del desprecio al desprecio disfrazado de cortesía. ¿Qué fue de aquel candidato que hablaba de apertura, de ciudadanía, de "hacer política diferente"?
Lo más curioso es que su visita no era para hacer anuncios trascendentes ni presentar propuestas de fondo, sino para promover su libro y tomar protesta a nuevos cuadros del partido. Entre ellos, por cierto, ningún liderazgo emergente que realmente dispute espacios al oficialismo. Todo quedó en lo simbólico. Y lo simbólico, cuando se disfraza de estrategia política, termina siendo más a pose y farsa que una verdadera estructura.
Y entonces lanzó el nombre de Paola Longoria como posible candidata a la gubernatura. Una figura sin duda respetable en el deporte, sí, pero completamente ausente y ajena a la vida pública y política potosina. ¿A quién se busca impresionar con una propuesta así? ¿A los medios que no lo ven? ¿A los votantes que no la conocen? ¿O al propio partido que, entre guiños y silencios, ha empezado a ser y convertirse mas en un club exclusivo que un movimiento ciudadano?
Lo que Máynez evitó fue más revelador que lo que vino a decir. No habló de la inseguridad en Jalisco, o los abusos en Nuevo León, ni de las diferentes acusaciones que ha enfrentado, ni del silencio (in)cómodo de su dirigencia local. Nada sobre los excesos del partido hegemónico, la estrategia a seguir frente a la Ley de Amparo, nada sobre el papel que MC debería jugar en esta coyuntura nacional. Y eso, en política, es también una forma de hablar.
Muy lamentable que las y los “emecistas” locales también avalaron el proceder de su dirigente; nadie hizo trabajo de contención o manejo de crisis cuando ellos mismos convocaron a la prensa local a lo que sería un “encuentro y dialogo”; pero eso sí, las selfies, reels, post y lives no faltaron, de eso hubo de sobra, material que sirvió solo para pasar lista de forma digital ante la dirigencia nacional y, según ellos, hacer “match” con las juventudes.
Hay algo profundamente preocupante en cualquier político que no quiere responder preguntas, o que deja de hablar con la prensa porque simplemente ya no le sirve para sumar likes; cuando un dirigente se vuelve selectivo con las voces que quiere escuchar, cuando elige hablar solo ante públicos cómodos y se niega a escuchar lo que no le halaga, no solo traiciona a la prensa, traiciona a la ciudadanía. Lo que está haciendo no es construir un movimiento, es montar un burdo, penoso y lamentable espectáculo donde él mismo quiere, busca y pretende ser el único protagonista… culto a la personalidad le llaman los expertos, y el país lo ha vivido, padecido y sufrido en los últimos 7 años.
San Luis Potosí no necesita más figuras huecas ni visitas fugaces disfrazadas de compromiso. Necesita líderes que se paren de frente, que respondan sin libreto y que entiendan que gobernar, o aspirar a hacerlo, es un acto de responsabilidad, no de vanidad. Si se sigue aplaudiendo el espectáculo mientras se ignora tras bambalinas, el verdadero movimiento ciudadano nunca llegará.