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Aludió este sábado a una "nueva era" al convertirse en la nueva líder del hegemónico PLD
10:30 sábado 4 octubre, 2025
MundoLa conservadora Sanae Takaichi, conocida por sus posturas nacionalistas, aludió este sábado a una "nueva era" al convertirse en la nueva líder del hegemónico Partido Liberal Democrático (PLD) en Japón y perfilarse como la primera mujer en dirigir el Ejecutivo de ese país asiático. Takaichi, de 64 años, ganó la segunda vuelta de las elecciones internas imponiéndose al mediático y más moderado Shinjiro Koizumi —veinte años menor que ella e hijo de un ex primer ministro— en la votación final. Su victoria la coloca a un paso de hacer historia: tiene prácticamente asegurada la investidura parlamentaria como primera ministra, que según la prensa japonesa podría celebrarse a partir del 13 de octubre. Sería un nombramiento inédito en una nación que jamás ha tenido a una mujer al mando del Gobierno. El actual primer ministro, Shigeru Ishiba, anunció el 7 de septiembre que dimitiría tras menos de un año en el cargo, presionado por los desastrosos resultados electorales que sufrió el PLD bajo su liderazgo. Ishiba, de 68 años, asumió el poder en septiembre de 2024 tras imponerse en unas primarias precisamente a Takaichi, pero su breve mandato estuvo marcado por dos contundentes derrotas en las urnas que hicieron que el PLD y sus aliados perdieran la mayoría en ambas cámaras de la Dieta (Parlamento) —algo que no ocurriía desde 2009, y la segunda vez que el PLD no gobernó en más de medio siglo—. Forzado por los barones de su partido, Ishiba decidió renunciar antes de tiempo, pese a algunos éxitos como un importante acuerdo comercial con Estados Unidos. La coalición gobernante PLD-Komeito sigue siendo la mayor fuerza parlamentaria, pero ya no tiene mayoría absoluta, lo que obligará a Takaichi a buscar apoyos de la oposición para ser investida y poder gobernar con estabilidad. Aun así, la oposición está fragmentada y carece de la cohesión necesaria para formar una alternativa de poder coherente, por lo que la elección de Takaichi como jefa de Gobierno se da casi por descontada. ¿Quién es Sanae Takaichi y por qué se considera una "Margaret Thatcher"?
Takaichi, exministra de Seguridad Económica, es una veterana que entró en política en los años 90 y una figura destacada del ala más dura del PLD. Admiradora declarada de la ex primera ministra británica Margaret Thatcher –“Mi objetivo es ser la ‘Dama de Hierro’”, llegó a decir recientement, defiende ideas profundamente conservadoras en lo social y es partidaria de reforzar los programas de defensa. Se la considera heredera política del fallecido exprimer ministro Shinzo Abe, asesinado en 2022, del que fue protegida cercana. Al igual que Abe, Takaichi promueve la estrategia económica conocida como “Abenomics”, basada en un agresivo estímulo fiscal, tipos de interés ultrabajos y reformas estructurales para reactivar la economía En el pasado, ha criticado cualquier alza de las tasas de interés y respaldado un mayor gasto público, argumentando la fragilidad de la recuperación económica y la necesidad de apuntalar el crecimiento. Esta postura expansionista, sumada a su voluntad de recortar impuestos y aumentar subsidios, preocupa a algunos inversores por el elevado endeudamiento público de Japón. No obstante, tras su triunfo Takaichi ha matizado que comprende "la importancia de la prudencia fiscal" y que las políticas del Banco de Japón deben tener en cuenta la debilidad de la economía y el estancamiento salarial, sugiriendo cierto pragmatismo en su enfoque económico. En materia de seguridad, Takaichi comparte la visión nacionalista de Abe y aboga por revisar la Constitución pacifista de posguerra para dotar a Japón de un papel militar más activo. Ha sugerido incluso que el país podría forjar una "alianza quasi-militar" con Taiwán, la isla democrática reclamada por China, y durante la campaña moderó ligeramente su discurso hacia Beijing, aunque sigue mostrándose muy crítica con el creciente poderío militar chino en la región Asia-Pacífico. Takaichi visita con regularidad el controvertido Santuario de Yasukuni —un memorial donde reposan los caídos japoneses en conflictos, incluidos criminales de guerra de la Segunda Guerra Mundial—, un acto simbólico que suele indignar a China y Corea del Sur, países vecinos que lo interpretan como una glorificación del pasado imperialista japonés. Estas posiciones nacionalistas podrían tensar las relaciones diplomáticas regionales: Seúl ya ha señalado su intención de "cooperar para mantener el impulso positivo" en la relación bilateral a pesar de las diferencias históricas, mientras que en Taiwán su elección fue celebrada por líderes que la consideran “una amiga inquebrantable” de la islar. "Junto con muchos de ustedes, forjamos una nueva era para el PLD", declaró Takaichi exultante en la sede del partido en Tokio tras imponerse en la interna, flanqueada por sus rivales. Más que satisfacción personal, dijo sentir que "hay un verdadero desafío por delante" y que les espera "una montaña de trabajo que debemos gestionar juntos, aunando esfuerzos [,,,] Debemos empujar juntos, todas las generaciones, y trabajar como una sola para reconstruir” el partido, afirmó la política ante los aplausos de sus compañeros. Takaichi subrayó así la urgencia de renovar el PLD tras la crisis de confianza sufrida. “Recientemente, he escuchado voces duras de todo el país diciendo que ya no se sabe qué representa el PLD. Ese sentido de urgencia me impulsó; yo quería convertir las inquietudes de la gente en esperanza”, proclamó en su discurso de victoria, llamando a recuperar el apoyo popular y a que el partido "vuelva a empezar de cero" si es necesario. ¿Por qué el PLD ha perdido su papel de 'partido hegemónico?
El PLD ha gobernado Japón casi sin interrupciones desde 1955, con apenas dos breves intervalos fuera del poder. No obstante, atraviesa un momento delicado: la coalición de gobierno perdió en el último año el control de ambas cámaras legislativas —un golpe inédito para el partido— y enfrente emergen nuevas fuerzas que seducen a los votantes desencantados. Un partido populista de ultraderecha llamado Sanseito, surgido en 2020, ha ganado adeptos especialmente entre los jóvenes con un discurso antiinmigración y la exaltación de un supuesto pasado glorioso de Japón. Tanto Takaichi como Koizumi trataron de frenar esa fuga de votos endureciendo su retórica sobre los extranjeros: la ahora líder llegó a advertir que Japón debería "reconsiderar las políticas que permiten la entrada de personas con culturas y procedencias completamente distintas", afirmó, en alusión a turistas y migrantes. Por su parte, Koizumi alertó que la contratación ilegal de extranjeros y el auge de la delincuencia estaban "provocando ansiedad" entre la población local. Este tipo de alarmismo en materia migratoria es poco habitual en la política tradicional japonesa —los nacidos en el extranjero apenas representan el 3% de la población nacional—, pero refleja la presión que siente el PLD por recuperar a un electorado tentado por opciones más radicales. A pesar de sus posturas de línea dura, la elección de Takaichi al frente del partido supone un hito para la representación femenina en la política japonesa, todavía muy rezagada. Su llegada al poder podría suponer un paso adelante para la participación de las mujeres en la política del país, casi escaza de participación. Sin embargo, la propia Takaichi no se ha caracterizado por impulsar políticas de igualdad de género ni por desafiar las normas patriarcales vigentes. Sus posiciones en cuestiones de género la sitúan incluso en la derecha de un partido ya de por sí conservador. Se opone firmemente a reformar una ley del siglo XIX que obliga a las parejas casadas a compartir el mismo apellido, lo que en la práctica lleva a la gran mayoría de las mujeres a adoptar el apellido de sus esposos. Ese tema "probablemente no quede resuelto durante su mandato", pronostica Sadafumi Kawato, profesor emérito en la Universidad de Tokio a la agencia AFP, reflejando el escepticismo sobre que Takaichi vaya a desafiar el statu quo. De hecho, estas posturas sociales tan tradicionales la hacen más popular entre los hombres que entre las mujeres, según indican encuestas recientes "Takaichi no tiene ningún interés en los derechos de las mujeres ni en las políticas de igualdad de género", observa por su parte Yuki Tsuji, profesor especializado en política de género de la Universidad Tokai, advirtiendo que las esperanzas depositadas en que una mujer lidere Japón podrían tornarse pronto en decepción. Actualmente, las mujeres ocupan solo alrededor del 15% de los escaños en la Cámara de Representantes (Cámara baja) y apenas dos de los veinte puestos ministeriales del gabinete en funciones. Japón se sitúa en el puesto 118º de 146 países en el último ranking mundial de igualdad de género del Foro Económico Mundial —el peor desempeño entre las naciones del G7—, reflejo de la brecha aún enorme en la participación femenina tanto en la política como en los altos cargos empresariales. Paradójicamente, en campaña Takaichi prometió dar ejemplo con su propio Gobierno: aseguró que si llegaba al poder conformaría un gabinete con una proporción de ministras similar a la de los países nórdicos, que son referentes mundiales en paridad. Este "compromiso audaz" —así lo calificó la prensa local— busca suavizar la imagen de una dirigente percibida como poco interesada en el feminismo, a la vez que capitalizar el simbolismo de su género. "El hecho de que se haya elegido a una mujer puede verse positivamente. Creo que demuestra que Japón realmente está empezando a cambiar y que ese mensaje está calando", opinó Misato Kikuchi, empleada de 30 años, al ser entrevistada por la AFP en las calles de Tokio tras la votación. No obstante, persisten dudas de que la llegada de Takaichi al poder conlleve avances sustanciales en los derechos de las mujeres. Muchos observadores señalan que su prioridad será frenar la sangría de votos del PLD y “recuperar la confianza” de la ciudadanía, más que impulsar reformas sociales profundas. Ahora, Takaichi afronta el desafío de restaurar la unidad y la popularidad de una formación que, tras siete décadas dominando la política japonesa, se encuentra en una encrucijada. Entre las tareas urgentes en la agenda de la futura primera ministra destacan la inflación que erosiona los ingresos de los hogares, la ralentización de la cuarta economía del planeta y el veloz envejecimiento de la población, con sus implicaciones en el mercado laboral y el sistema de seguridad socialels Únete a nuestro canal de WhatsApp para no perderte la información más importante 👉🏽 https://gmnet.vip/7Be3H Asimismo, deberá lidiar con los problemas internos del PLD, incluyendo la necesidad de pasar página de los recientes escándalos de corrupción que han minado la confianza pública en el partido.
Con información de Excélsior