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Aquel, creyó por décadas disfrutar de una relación especial, sobre todo por la similitud de orígenes y alianzas económicas y militares
00:10 miércoles 24 septiembre, 2025
ColaboradoresIdealmente, pudiera decirse que Canadá y México han vuelto a la idea de que se necesitan para poder capear juntos la tempestad geopolítica desatada por las políticas comerciales del presidente Donald Trump.
Canadá y México son los vecinos inmediatos de la potencia estadounidense. Uno con seis mil kilómetros de frontera terrestre, el otro con la mitad. Ambos, dependientes de su relación con la ahora caprichosa hegemonía.
Aquel, creyó por décadas disfrutar de una relación especial, sobre todo por la similitud de orígenes y alianzas económicas y militares. El otro deseó algo similar, pero sin las ataduras de seguridad.
Pero el gobierno Trump los desengañó y ahora, el primer ministro Mark Carney y la presidenta Claudia Sheinbaum buscan acercamientos.
Cuando el Tratado Norteamericano de Libre Comercio (TLCAN) fue propuesto en 1991, ya existía en forma de un acuerdo bilateral entre Estados Unidos y Canadá, que resultó por cierto un interlocutor escéptico, aunque no negativo.
La relación bilateral nunca fue ni es mala, pero el celo nunca estuvo demasiado lejos.
A principios de 2001, cuando George W. Bush apenas se asentaba en la Casa Blanca y citaba sus reuniones como gobernador de Texas con el presidente mexicano Ernesto Zedillo como credenciales de política externa, el entonces primer ministro canadiense, Jean Chretien, literalmente se apersonó en Washington para tocar la puerta del gobierno Bush y mantener la tradición de que el primer encuentro de un presidente estadounidense fuera con un jefe de gobierno canadiense.
Anécdotas aparte, el hecho es que con frecuencia lo que era un acuerdo presuntamente tripartito se transformó de hecho en tres convenios bilaterales, entre Estados Unidos y Canadá o México, prácticamente por separado, aunque bajo la sombrilla formal del TLCAN. El tercero, entre Canadá y México.
La vinculación en general es buena, pero eso no impidió que cuando el presidente Trump "propuso" renegociar el acuerdo, al iniciar su primer mandato, el gobierno mexicano de entonces, con Enrique Peña Nieto al frente y con la abierta aquiescencia del recién electo, Andrés Manuel López Obrador, aceptara casi de inmediato y puso a los canadienses ante la disyuntiva de sumarse o quedar fuera.
El acuerdo comercial México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC por sus siglas en español) se firmó el 30 de noviembre de 2017 en Buenos Aires y fue de inmediato saludado por Trump como el mejor convenio jamás negociado. La realidad es que más de 90 por ciento del documento es una repetición del TLCAN.
Ocho años después, al iniciar su segundo término tras un interregno de cuatro años, Trump puso nuevas condiciones de acceso al mercado estadounidense y comenzó por "castigar" a los que aún son, a gustar o no, sus principales y más cercanos aliados económicos y geopolíticos.
Las relaciones regionales parecen deterioradas, pero los tres gobiernos saben que tienen intereses comunes, y en ese marco los socios "menores" unen sus fuerzas para la ya inminente renegociación del T-MEC.
POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
COLABORADOR
@CARRENOJOSE