El Gran Premio de Hungría fue más que una carrera para Lewis Hamilton: fue una llamada de atención. Clasificó duodécimo, sin ritmo, sin fuego, mientras su compañero Charles Leclerc volaba hacia la pole position. El domingo no fue mejor: Hamilton terminó en el mismo lugar, cabizbajo, sin respuestas, y apenas soltó un susurro que decía mucho. "No especialmente. Cuando tienes un presentimiento, lo tienes”, dijo Hamilton sobre sus declaraciones del sábado en las que pidió a Ferrari cambiar de piloto. Y entonces, como una sombra que conoce cada rincón de la Fórmula 1. Bernie Ecclestone apareció. Desde Portugal, en una entrevista con Mail Sport, el hombre que durante cuatro décadas definió el destino del automovilismo no tuvo reparos en decir lo que muchos piensan y pocos se atreven a pronunciar: “Lewis tiene mucho talento, lo tenía y probablemente lo siga teniendo. Pero, como muchos grandes, cuando llegan a la cima sólo hay un camino, y es hacia abajo. Lewis está cansado. Lleva haciendo lo mismo desde siempre. Necesita un descanso definitivo… debería parar ya”. Hamilton, de 40 años, firmó con Ferrari un contrato de tres temporadas por más de 60 millones de dólares. Fue el fichaje más impactante en mucho tiempo en la categoría, una promesa de renacimiento tras años de frustración con Mercedes. Pero la realidad ha sido otra: cero podios en 14 carreras, superado por Leclerc en 10 clasificaciones, y apenas dos veces por delante en carrera. Incluso tras su peor desempeño del año, Hamilton fue ambiguo. Dijo que “probablemente” volverá en el Gran Premio de Países Bajos, el 31 de agosto. Pero dejó la puerta entreabierta. El tono fue distinto. El hombre que una vez reinó con autoridad hoy parece caminar entre dudas. Y Ecclestone lo notó. “Puede que no lo crea ahora, pero se acostumbrará a hacer otras cosas. No es un tramposo, pero se estaría engañando si continúa. Si yo estuviera detrás de él, ya estaría hablando con Ferrari para acordar su salida y que le paguen lo pactado. Así de simple”. La curva final Ecclestone no sólo hace su crítica. Su argumento es también el de alguien que ha visto demasiados campeones perderse en la necesidad de probar que aún pueden. “Cuando ya no tienes esa chispa, lo mejor es irse con dignidad”, pareció decir entre líneas. Los números respaldan su diagnóstico. Hamilton no gana un Gran Premio desde Arabia Saudita 2021. Esta temporada ha sido superado en promedio de vuelta rápida, clasificaciones y puntos. Su única alegría fue una victoria en la carrera sprint de Shanghái. Pero el resto ha sido frustración. Ferrari, por su parte, ha sido una máquina de contrastes. Mientras Leclerc volvió al podio y lidera al equipo con consistencia, Hamilton no logra adaptarse al monoplaza ni a la estructura. Internamente, la paciencia no es infinita. Y aunque la Scuderia no ha dado señales oficiales de ruptura, las declaraciones del piloto y la postura de Ecclestone no pasan inadvertidas. Es irónico que, mientras la F1 vive una era de renovación con jóvenes como Lando Norris o Oscar Piastri, Hamilton enfrente el mayor desgaste de su carrera. No por falta de talento, sino por lo que Ecclestone llamó fatiga estructural. “Lo ha dado todo. Ahora le toca a alguien más”. No es la primera vez que Ecclestone lanza una sentencia. En febrero ya había vaticinado que Hamilton no terminaría sus tres años con Ferrari. En Hungría donde Bernie fue clave para llevar la F1 en 1986 detrás de la Cortina de Hierro el exjefe vio de cerca lo que considera el principio del fin. “Ferrari lo contrató para que hiciera un buen trabajo. No está funcionando. Él puede ceder si quieren, pero el contrato es el contrato. Que se lo paguen y lo dejen ir”. Lewis Hamilton ha construido una carrera que desafía los límites. Siete títulos, 103 victorias, una leyenda viva. Pero en la Fórmula 1, el prestigio no da vueltas rápidas. La pista es cruel con quienes se quedan un segundo de más. Ahora, el hombre que revolucionó la parrilla con su llegada a Ferrari está frente a un dilema: persistir o retirarse con la frente en alto. La historia, como siempre en este deporte, se define en las milésimas. Y el reloj, aunque silencioso, ya está corriendo. FUENTE EXCELSIOR