Vínculo copiado
Las piezas sueltas forman un todo. Y ese todo conduce inevitablemente al expresidente y su primer círculo
00:10 sábado 16 agosto, 2025
ColaboradoresLa mira de Donald Trump y su gobierno apuntan a López Obrador y su sexenio, el sexenio de los “abrazos, no balazos”, que empoderaron al crimen y hoy exhiben redes de corrupción y alianzas entre cárteles y narcopolíticos.
Las piezas sueltas forman un todo. Y ese todo conduce inevitablemente al expresidente y su primer círculo: están bajo la lupa de EU.
Por partes. El diagnóstico de Trump sobre la influencia de los cárteles es claro desde hace rato: “alianza intolerable” entre el gobierno mexicano y grupos criminales. Eso ha dicho la Casa Blanca, y eso piensan del presidente de EU para abajo, lo mismo Marco Rubio, secretario de Estado, que JD Vance, vicepresidente; Pete Hegseth, jefe del Pentágono; Pamela Bondi, fiscal General… El asunto ya no es si hay vínculos entre narcos y políticos, sino quiénes, cómo y por qué propiciaron ese nexo.
Cada declaración del gobierno de Trump es una pista y una pieza del rompecabezas, comenzando por las del propio presidente que dijo al cierre del sexenio de AMLO que “el gobierno de México estaba petrificado, porque los cárteles pueden quitar a un presidente en dos minutos”.
A la pregunta de si habría posibilidad de una intervención directa en México, el Jefe del Pentágono ha dicho que “todas las opciones están sobre la mesa”, y también aseguró “estamos vigilando a los cárteles” y tomaremos acciones “en el momento oportuno”. Esto, mientras Trump firmaba una orden para permitir la incursión militar contra los cárteles en territorio extranjero. A esa orden, habrá que agregar el sobrevuelo de drones que, como se ha publicado en medios norteamericanos, realizan trabajos de inteligencia en México, lo que quedó confirmado esta misma semana: un dron salió de Texas y estuvo horas dando vueltas sobre el Edomex.
Sumemos a eso lo que recién declaró el zar de la frontera Tom Homan: “los cárteles han matado a más estadounidenses que todas las organizaciones terroristas del mundo juntas”. Y remató, en entrevista con Fox News: “Trump terminará con los cárteles y los borrará del mapa”.
Si a eso agregamos que la Fiscal de EU anunció que el gobierno estadounidense elevó a 50 millones de dólares la recompensa por la captura de Nicolás Maduro, a quien señalan de encabezar un cártel (el Cártel de los Soles), declarado organización terrorista extranjera, y habló de los nexos entre la dictadura venezolana y el Cártel de Sinaloa, cuyos líderes (los hijos de El Chapo: Ovidio y Joaquín Guzmán López) ya están colaborando con autoridades de EU y embarrando a varios narcopolíticos mexicanos, las señales despejan dudas.
Todo sucede mientras México, el narco y parte de la clase política de la 4T ocupan espacios en los principales medios estadounidenses, donde se construye la narrativa de que las autoridades mexicanas no han hecho lo suficiente para desmantelar los vínculos indecibles. En medio de esto, el gobierno de Sheinbaum envió una segunda tanda de criminales a EU: 26 narcos que se suman a otros 29 entregados en febrero pasado. ¡Qué coctel!
Esos criminales saben mucho y si hablan (para conseguir acuerdos o mejores sentencias), harán temblar a varios políticos, empezando por López Obrador, quien dijo más de una vez que “el presidente se entera de todo”. ¿Cómo dirá que nunca supo de los nexos entre políticos y narcos? A menos, claro, que lo supiera, y lo solapara, lo que lo convierte en cómplice. Solo así se entendería la desconfianza de EU hacia él y su gobierno, que quedó más que en evidencia con la captura de El Mayo Zambada.
En esto no hay coincidencias ni causalidades. El rompecabezas cobra forma.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
COLABORADOR
@MLOPEZSANMARTIN