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#ESNOTICIA
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La cosa es que, repito, me equivoqué. Lo habrán visto. Fue a discutir con Alito, empezaron los manoteos… Y me lo revolcaron
00:10 sábado 30 agosto, 2025
ColaboradoresEl Doctor Patán se los dice como va: experimentó una profunda decepción con el camarada Noroña. “¿Por su recién adquirida opulencia inmobiliaria?”, se preguntarán. Pues no. Lejos de ello, celebro que el compañero presidente del Senado disfrute, como merece luego de tantos años de lucha contra la pobreza, de las mieles del Tepozteco, y reitero mi admiración por sus talentos para el negocio de los inmuebles. Doce millones por mil 200 metros en Tepoztlán no los consiguen ni los bodoques. Chapó. “Ah, entonces será por sus tendencias decorativas”. Nada más lejano a la verdad. Reconozco que estoy infectado con el veneno de Occidente, lo que me hace demasiado proclive al diseño escandinavo, con su nulo barroquismo y su onda nada policromática, pero me comprometo aquí, por escrito y públicamente, a luchar por darle un abrazo a nuestros artesanos y lograr que mi casa, que es la de ustedes, agarre ese look como de tianguis artesanal en el Templo Mayor, con un pastiche de cajita de Olinalá, sarape de Saltillo, calendario azteca y huipil yuca. No, no va por ahí. Mi decepción viene de las nulas capacidades para el combate cuerpo a cuerpo del que pensábamos que era un jaguar de las trincheras urbanas, un guerrero águila del piquete de huelga y un ablandador de granaderos, todo a la vez.
Me equivoqué, según todas las evidencias. No sé si fue la masculinidad desbordada con que encaraba a las legisladoras de la oposición moralmente derrotada; o la furia revolucionaria con que insultó a Azucena Uresti; o mi error de bulto cuando supuse que el modo en que expuso al abogado que lo increpó y le quitó el celular era un modo de no someterlo a sus puños de hierro, que habría decidido cambiar por una especie de escena de pedagogía maoísta, o si fue la manera en que en la infausta sesión de las decepciones que me ocupa hoy retó al panista Federico Döring a un tiro en el patio del Senado. La cosa es que, repito, me equivoqué. Lo habrán visto. Fue a discutir con Alito, empezaron los manoteos… Y me lo revolcaron. Se fue para atrás con el primer empujón, se fue para atrás con el segundo, no logró mover la cintura para esquivar el cachetadón, y acabó batiéndose en retirada, defendido por Dolores Padierna y el compañero de verde con una cámara en la mano que voló con otro empujón, con un golpe de martillo de un priista grandote que, si le atina de lleno, me lo desencuaderna. La cosa es que, si no se cae al piso en la retirada, llega el compañero caminando de espaldas a Tepoztlán. Adiós, jaguar; adiós, guerrero águila. Ya que hablábamos de maoísmo y de grandes depredadores, Gerardo Rodolfo resultó ser un tigre de papel.
La 4T, en su lucha contra las mujeres que no abrazan al Cuau y las insoportables buenas maneras de la burguesía, va a tener que buscarse un nuevo paladín. Uno verdadero.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09