Crónica de una muerte anunciada, título final a la candidatura presidencial de José Antonio, un economista con poco estilo político que pagó los platos rotos de una mala administración. El PRI se vestía de luto ante una estrepitosa derrota, pasados los meses de la aceptación, Meade vuelve a la carga con datos, cuentas y pronósticos de obligado comentario. No es común ver en el panorama político a los eliminados en contienda, por lo menos en tan corto espacio de tiempo. Meade me cae bien, tiene un no se qué, que no se yo… pero tiene mucha tela, sería bastante triste solicitar una explicación de cómo México pasó al penoso lugar 135 de las 170 naciones más corruptas del mundo; dime con quién andas y te diré quién eres, frase que se repite entre sus detractores, tema que evidentemente no ayudó a ganar una popularidad perdida. Durante su gestión en las Secretarías de Desarrollo Social y Hacienda las cifras de pobreza se publicaron bajo ciertas dudas ante un cambio en la metodología, la Auditoría Superior de la Federación observó el mal diseño de la Cruzada Nacional contra el Hambre y, en materia de finanzas, la deuda llegó a los históricos 10 billones de pesos. No olvidaremos el recorte a la inversión pública de un 40.6 por ciento y diferentes situaciones que poco abonaron a un despegue político forzado. Por esto y algo más, su palabra se ha difuminado… Injusto no valorar una política fiscal, el control de los diferentes indicadores macroeconómicos y un paso por la Secretaría de Relaciones Exteriores convirtiéndolo en un consumado diplomático. La Secretaría de Energía concreta un pasado dónde Meade garantiza experiencia en un campo tan importante como el petróleo en México, así como el acceso a nuevas tecnologías de generación eléctrica que tanto necesita el país; habría que agregar su paso por la Secretaría de Desarrollo Social para conocer y empatizar con las grandes debilidades del país, una balanza que puede inclinarse hacia la capacidad de reacción en tiempos difíciles. Nota importante es como AMLO ha decidido asegurar la 4T con medidas dolorosas, sin importar el costo político o la imagen, como muestra el IETU, el parón gasolinero y fuertes recortes presupuestales para mejorar las finanzas públicas, un aviso hacia la consolidación fiscal, ampliación en la infraestructura, aprovechamiento las reformas (sobre todo la energética), un cuidado en la política social y un objetivo marcado para poder superar el tema de la inseguridad… tal vez su reto más importante sea eliminar la corrupción “en la medida de lo posible”( ahora también es válido el ya tradicional “dime con quién andas…) . Visto de este modo, no resulta tan novedoso el proceso, el discurso pareciera decir otra cosa, se vende bien pero posiblemente sea un refrito necesario ante la necesidad de una lógica que obliga a la cordura, al entendimiento económico y a la búsqueda de mentes capaces de dar luz a procesos que requieren de mayor maestría. Meade alza la mano para apoyar en tema económico, entrevistas previas al mandato y una aparición en medios constante, lo posiciona como un candidato al trabajo con experiencia, cierta nobleza política y capacidad de adaptación. Las cuentas sobre el Aeropuerto, su cancelación y la afectación de las políticas económicas del actual presidente, polarizan a todos los que se niegan a dar crédito a personajes que en el pasado no proyectaron mejoría. Dicho así, resulta un juicio extremadamente duro, paradójicamente Jose Antonio Meade inyecta certeza a los mercados. La nula experiencia de AMLO en el Gobierno Federal podría ser solventada, en cierto modo, con una aceptación a las sugerencias de un Meade capaz de trabajar con partidos diferentes y objetivos iguales… ¿podrá ser el inicio de una coherencia demócrata responsable? México necesita pluralidad, gente con la capacidad de dar respuesta y solución a futuros problemas. ¿Qué dirán los Meade? Buena frase para ver si en algún momento les pueden dar posibilidad de respuesta. Javier Rueda

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