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Después de leer esta columna, usted tendrá un punto de vista crítico sobre la vacunación, la estrategia sanitaria y la economía, ¡se lo aseguro! Un propósito ambicioso, cuestionar y plantear soluciones en un entorno crítico y desanimado
00:06 viernes 22 enero, 2021
Colaboradores
Después de leer esta columna, usted tendrá un punto de vista crítico sobre la vacunación, la estrategia sanitaria y la economía, ¡se lo aseguro! Un propósito ambicioso, cuestionar y plantear soluciones en un entorno crítico y desanimado.
Los intentos de control poblacional han sido un fracaso total, como sociedad reprobamos y el castigo es tan severo que se paga con la muerte de culpables e inocentes, un añadido de coraje que de nada ha servido hasta la fecha. Con hospitales sobrepoblados, equipo médico al borde de un ataque de histeria y un caos social, cada vez somos más los que ponemos en la vacuna toda la esperanza hacia un mejor panorama. Siempre existirán negacionistas que busquen tres pies al gato o tengan motivos para mantener posturas contra todo y todos, urgen medidas y las referentes a un control de horario y restricción de espacios no han resultado.
Sin salud no hay economía, tampoco se puede vivir sin ingresos… la necesidad económica tiene una afectación inevitable en la salud, el dilema eterno de una gallina y un huevo que siguen sin ponerse de acuerdo para saber qué va primero… El costo político es altísimo, tomar medidas restrictivas extremas es aceptar el papel de villano en una sociedad que sin recurso no puede permitirse confinamientos ni drásticas medidas. Con un apoyo económico y fiscal paupérrimo, el panorama se ha extendido de tal manera que el anhelo de acabar con la pandemia se desvanece hasta dejar sin respuesta cualquier estímulo de tiempo corto.
El Gobierno no ha sabido responder, salvaguardando sus indicadores macroeconómicos, el mal de muchos ha sido el consuelo y soporte general de nuestra economía. México puede presumir de estímulos fiscales y apoyos económicos inferiores al 1% del PIB nacional, mísero porcentaje que nos deja en ridículo al compararnos con otros países y sus medidas para apoyar su economía.
Ante tal debacle, la vacunación ha iniciado con el personal médico y adultos mayores, es evidente la prioridad en la medicación del personal sanitario, pero la vacunación de personas con edades avanzadas podría no ser la mejor opción; seguramente al leer esta parte de la colaboración usted pensará que soy un inhumano: deme la oportunidad de presentar otro punto de vista para su mejor valoración.
Resulta importante analizar dos factores para la resolución del conflicto, entender dónde está la mayor fuente de contagio y, una vez detectada, qué capacidades de contingencia existen para su control. El control poblacional se ha complicado al ver la necesidad de contar con ingresos desde los sectores productivos, algo que multiplica la contaminación y genera un conflicto político ante la retórica de revalorar salud y economía. Economía formal e informal enfrentan la necesidad de una socialización forzada para poder obtener un ingreso, saltándose en muchos casos cualquier norma de control y propagando el virus en cada entorno.
El control poblacional de personas de edad avanzada, en términos generales, es mucho más viable. Es entendible el riesgo al que se someten y su perfil complicado en caso de contagio, pero también es cierto que se pueden mitigar dichos riesgos presentando un confinamiento extremo en un ciclo de tiempo menor en caso de poder controlar el contagio.
La inmunidad colectiva es imposible con la actual estrategia de vacunación, es salvable en una medida importante, pero no puede ser eliminada al no atacar de raíz las principales fuentes de transmisión. Vacunar con prioridad a jóvenes y personal en edad laboral promedio permitiría acortar el tiempo de control facilitando un mejor manejo poblacional contra el contagio.
Apuntar a las personas que tienen más movilidad debido a sus trabajos, focalizar el inicio en zonas con mayor número de casos de coronavirus, enfatizar la línea productiva y gestionarlo en tiempo record, es un cúmulo de acciones complicadas que bien pudieran ser presentadas como estrategias de contención sanitaria.
A estas alturas, muchos cuestionarán esta estrategia sabiendo que en otros países el inicio se ha dado en personas mayores. Las naciones desarrolladas pueden comenzar con los ancianos sabiendo que tienen dosis suficientes para cubrir a toda la población, ese no es el caso para un México que entristece cada vez que un dirigente político se pronuncia al respecto. Para acabar con la pandemia hay que evitar que se siga transmitiendo de una persona a otra, vacunar a las personas que más “socializan” primero rompería la cadena de difusión y protegería a las que, de una manera inevitable, tendrán contacto directo.
Urge presentar modelos matemáticos con datos referentes a la población mexicana, es imposible evitar el máximo de fallecimientos por Covid-19 sin un foco detectado y atacado, al priorizar criterios de mortalidad la lista de aplicación debe cambiar, vacunar a todos por igual no es la solución. Si la eficacia de la vacuna contra la transmisión de la enfermedad es como esperamos, la vacunación prioritaria a los grupos de población con más interacciones podría lograr una significativa reducción en fallecimientos totales frente a la vacunación prioritaria por criterios de edad.
Un sistema de vacunación por rango de actividad evitaría infecciones, reduciría la mortalidad no solo del propio grupo vacunado sino también de las proyecciones de infecciones secundarias y posteriores infligidas al resto de la población por los vacunados en ese grupo… ¿está usted conforme? Javier Rueda @jruedac