Los talibanes son unos asesinos conocidos. Lo sucedido en Afganistán es un retroceso, los guerrilleros fundamentalistas islámicos se han hecho de un país en el que promoverán todo el odio y la sinrazón, un peligro para un mundo que los ve con el rechazo merecido por todos sus actos.  Hay que hacer un poco de historia, aquellos que defendieron Afganistán de la invasión rusa son los que hoy toman el poder, el apoyo norteamericano surtiendo armamento y entrenamiento militar se ha revertido, pasados los años la amenza se ha concretado.  Biden tiene una agenda complicada, la reactivación económica, la pandemia y el mal manejo de la misma por parte de su antecesor, la subida del salario mínimo o la reactivación para la inversión en energías limpias, son ejemplos de la diversidad política a la que se enfrenta el mandatario. Llueve sobre mojado, hoy a Biden se le reprocha haber permitido que los extremistas se hagan del poder, la huída de tropas y todo aquel ajeno a las ideas radicales de esta bola de tiranos, dejando en evidencia procesos que se complicarán muy pronto.  Hay que hacer memoria y entender lo que hoy a muchos les toma por sorpresa, es cierto que empiezan fuertes vertientes a favor de un regreso de Trump, una extraña añoranza nacionalista y violenta, con ganas de bronca y a favor del orgullo yankee… Promovido como un presidente valiente y defensor del valor americano, la verdad es que en xenófogo Donald está muy lejos de ello. Durante los últimos días de febrero del 2020, Trump y los talibanes firmaron en Qatar un acuerdo que fijó la retirada definitiva de Estados Unidos y sus aliados tras casi 20 años de conflicto; deben ser muy muy ingenuos o de plano algo falla, la firma se hizo bajo el compromiso de no permitir que el territorio afgano fuese utilizado para planear o llevar a cabo acciones que amenazaran la seguridad de Estados Unidos.  Tras los atentados perpetrados en Nueva York, la ola terrorista europea y la creciente amenzada de un posible acto mayor, USA determinó que el pacto podría cumplirse alejando a ISIS y Al Qaeda aunque, para como van las cosas, los tienen más cerca que nunca. Aquello no fue un acuerdo de paz, fue una rendición… la retirada de las tropas de Estados Unidos y sus aliados internacionales en un plazo de 14 meses desde que se anunciara el acuerdo es una realidad: todo el medio se centra en las mujeres y en la represión afgana, en la postura de radicales imponiendo ideología y haciendo cada vez más fuerte el odio…  El fracaso está a la vista de todos, no resta más que ayudar a todos aquellos que han tenido oportunidad de huir. La bomba estallada cerca del aeropuerto ha sido el inicio de una “silenciosa” guerra, una pena que podría ser evitada es sabido por todos que con terroristas no se negocia nunca. Confiar en la palabra de los talibanes es llevar acuerdos a tribunales que se rigen por su interpretación del Islam.  Afganistan es una base terrorista, ojalá que la promesa de Trump sobre volver con una fuerza como nunca antes se ha visto se materialice, aún estamos a tiempo para anular a unos locos capaces de matar para imponer la locura.  Javier Rueda 

@ruedac