Vínculo copiado
AMLO ha sido el presidente con mayor aceptación de las últimas décadas, el proyecto cuenta con un discurso comprable pero imposible de administrar, tanta promesa cae por su propio peso y, en tiempos de recesión, por mucho que se tenga verbo, lo que cuenta son los resultados
00:06 lunes 18 mayo, 2020
ColaboradoresDiscrepancia: Falta de aceptación de una situación, una decisión o una opinión. Si usted ha leído mis columnas no le sorprenderá, en plena campaña de “Susana Distancia” deberíamos añadir la discrepancia ante los pésimos números del actual Gobierno, hundidos en una 4T cada vez más caótica y con casi 2 años de excusas, se presume necesario poner las cosas en su justo lugar. AMLO ha sido el presidente con mayor aceptación de las últimas décadas, el proyecto cuenta con un discurso comprable pero imposible de administrar, tanta promesa cae por su propio peso y, en tiempos de recesión, por mucho que se tenga verbo, lo que cuenta son los resultados. No se puede culpar a todos aquellos que se acercaron a una urna para depositar su esperanza, la culpa es de todos los que no han podido dar resultados dejando a un lado sus promesas para pasar al discurso lleno de errores. México debía poner fin a la violencia, la política de besos y abrazos, regaños de palabra y el tan aclamado “fuchi", ha resultado un caos social, una estrategia que ha roto el récord de homicidios que suman más muertos que los reportados en los sexenios de Peña y Calderón. La imagen del país ha sido cuestionada, el discurso izquierdista no se lleva bien con la inversión, nuestra imagen se ha deteriorado tras las decisiones tomadas y México a perdido ese encanto para la atracción de inversión extranjera. La economía será tema de debate los próximos años, esta pandemia resultará la excusa perfecta para evadir la responsabilidad y los nefastos resultados, antes de la contingencia, México entraba en una recesión con reportes paupérrimos en el crecimiento nacional, AMLO romperá el récord nacional en decrecimiento y es evidente que no tiene planes alternos para remediar y acortar el tiempo de la debacle. Sus peleas con el sector empresarial, la falta de apoyo económico y la nula empatía con la que afronta esta situación dejará una factura de difícil pago. Raro resulta ver una promesa de creación de empleo, ver al Gobierno Federal prometer dos millones de empleos en un año es como esperar que Melchor, Gaspar y Baltazar se presenten en casa con el premio mayor de la lotería… Resulta imposible cumplir esta promesa: la infraestructura, inversión, evolución de nuestros indicadores macroeconómicos y la falta de confianza económica para los próximos años hace de esta promesa un discurso peligroso y ruin. Con cuatro trimestres de crecimiento negativo el panorama es desolador, normal que el Fondo de Estabilización de Ingresos presupuestarios reportado con 280 mil millones de pesos se redujera el 41% durante este mandato, una rebaja sustancial que como usted puede ver el cada resultado, no ha tenido ni el menor impacto positivo en su administración. En un Gobierno que centra sus esperanzas en PEMEX, negándose a entrar a la modernidad energética y empecinado en salvar una paraestatal dañada de muerte, ver como la calificación de la entidad migró de estable con grado de inversión a ser considerada basura, es como ponerle una rayita más al tigre … Banxico es lo único rescatable en este periodo, su independencia y su gestión son un ejemplo administrativo, Alejandro Díaz de León ha dado una lección de eficiencia en la que, con un Gobierno mejor, una columna diferente se habría escrito.
Javier Rueda