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Es la capital del miedo. Un miedo que se está convirtiendo en un sentimiento eterno y que día a día va carcomiendo la esperanza de reencontrarnos con la paz
00:05 domingo 20 octubre, 2019
QUEBRADEROLa capital potosina convive con el miedo a la violencia; la ciudad sufre el agobio cotidiano de la delincuencia. Hay un sentimiento de temor indescriptible que abruma la convivencia de los ciudadanos. Ocho de cada diez habitantes de la ciudad se sienten inseguros en el municipio de la capital. Es la capital del miedo. Un miedo que se está convirtiendo en un sentimiento eterno y que día a día va carcomiendo la esperanza de reencontrarnos con la paz. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana que publicó hace unos días el Instituto Nacional de Estadística y Geografía es el retrato más fiel del miedo que sienten los capitalinos. Durante los últimos cinco años, el INEGI ha realizado veinte encuestas trimestrales en las zonas metropolitanas más importantes de México. En todas, la percepción de inseguridad en la capital, ha sido consistente en niveles altos pues ha ido del 74 y hasta el 88 por ciento. Cinco años de mediciones, cinco años de miedo infinito. La inseguridad es como un mal inmaterial, pero igual y se le puede ver y escuchar. Escuchar en el silencio de la noche el estruendo de las armas de fuego o escuchar el ulular de las ambulancias; escuchar el lamento de un herido o el llanto exultante e incontenible de una madre o esposa que acaba de perder a un ser querido. A la inseguridad se le puede ver, aunque se le teme, un demonio o un fantasma. El rostro del miedo que nace de la inseguridad se encuentra en su grotesca naturaleza cuando en la esquina de unas calles de cualquier colonia de pronto nos encontramos con un charco de sangre. La inseguridad y el miedo son ya vecinos permanentes en la capital, es su casa, es la capital del miedo, del desasosiego. Ir al trabajo, ir a la escuela, ir al mercado o a la tienda, ir al cine o al banco, ir de paseo o a correr al parque son ya situaciones de riesgo. No vayas solo o de noche al cajero porque es el lugar donde la percepción de inseguridad es mayor. El hábito de meter miedo a alguien ya no es con el demonio sino con esa intangible sensación de inseguridad. La Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana es cada tres meses una de las peores noticias que pueden recibir los capitalinos. Es la confirmación contundente de que las cosas no han mejorado. Quizá lo más lamentables es que mientras que el fenómeno de la inseguridad se ahonda y agrava, sea el hecho de que los capitalinos cada vez creen menos en sus autoridades municipales. Un microscópico 19 por ciento de los habitantes de la ciudad considera que el gobierno municipal es efectivo en la solución de los problemas. El altísimo nivel de desaprobación del gobierno municipal resulta insostenible. A un año de la administración de Xavier Nava Palacios, la percepción ciudadana de inseguridad se traduce en un golpe de realidad para un alcalde de regular a mediocre.