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(GALERÍA Y VIDEO) Hace un año La Joya era el centro del mundo, hoy no tiene agua, ni pavimento, ni señal de Internet
01:52 martes 26 diciembre, 2017
San LuisEn invierno, en la carretera que conduce a Charcas, el frío cala hasta los huesos, pero también cala el abandono en el que viven las casi 150 personas que habitan la comunidad de La Joya, la comunidad de Rubí, la quinceañera que se volvió viral hace un año. El 26 de diciembre de 2016 alrededor de 60 mil personas llegaron a sus XV años, incluido el gobernador Juan Manuel Carreras, autoridades estatales, municipales, alcaldes y artistas de varias partes del país. Un año después la comunidad vive en el olvido. La Joya tiene un pozo de donde se surten sus habitantes, con cubetas, pero es agua salada. Diariamente acarrean el líquido hasta sus casas para lavar y bañarse. Durante muchos años tomaron agua de él, pero ahora creen que los múltiples casos de cáncer en la comunidad son producto de ese líquido, por lo que prefieren gastar en agua embotellada, aunque cueste cara. Hace algunos años se construyeron unas pilas al norte de La Joya, que iban a recibir agua de un pozo de agua dulce que está en un rancho vecino, pero la red hidráulica nunca se concluyó y las pilas se quedaron vacías. Cuando se celebró el cumpleaños de Rubí el presidente prometió llevarles agua dulce y entubada, otra vez, pero no cumplió. “El agua del pozo está medio salona, no sirve para tomar muy bien. De ahora de la fiesta de Rubí, un presidente de La Villa (así se llama la cabecera municipal) hizo la promesa que iba a echarla para acá, pero nada, ellos nomás se acomodan y se olvidan de la gente”, detalla Ramiro González, un hombre de alrededor de 60 años, muy amble, que apenas nos vio se acercó a saludar. Otro vecino relata que recientemente se asignaron 300 mil pesos a la comunidad, pero como eran insuficientes para construir la red hidráulica, el presidente decidió invertirlos en la barda del Kinder. Él duda que la barda del Kinder cueste 300 mil pesos. “Nosotros también queríamos que se pavimentara la calle principal, pero el presidente no quiso”, agrega su esposa. Los habitantes de la Joya la llaman calle, pero en realidad es solo una vereda empedrada, por la que es difícil transitar en coche o caminando. Por esa vereda tienen que caminar ancianos que viven solos, adultos que abren ligeramente la ventana de sus casas de adobe cuando llega un extraño, que miran con desconfianza, porque les han prometido mucho, pero no les han llevado nada. AMOR DE UN DÍA Los XV de Rubí trajeron esperanza a La Joya cuando vieron que los técnicos de Telcel instalaron una antena, para la recepción de señal de telefonía e Internet, pero el gusto les duró un día. “Nomás les pusieron allá una antena (en la casa de Rubí) pero nomás duró una noche, creo que ese mismo día se les cayó”, afirma Sofía, una madre de familia. La antena sirvió para que una empresa vendiera Internet el día de la celebración, pero la comunidad iba a obtener una antena permanente a cambio, nada de eso ocurrió. “Queremos la señal para los teléfonos, a veces hay accidentes y qué hacemos. Tenemos que ir a un cerrito que está bien lejos… ya pa voltear pa Laguna Seca.
Imagínese a las horas de la noche, el que tiene en qué y el que no, pues no”, asegura otro habitante de la comunidad, que nos permitió entrar a su casa para no estar en el frío, que “cala duro”. Don Ramiro agrega que él mejor ni le habla a sus familiares, aunque tiene un celular viejito, porque tiene que trasladarse a un cerro y su camioneta está descompuesta.
“Necesidades hay muchas” dice la propietaria de la única tienda de abarrotes que tiene La joya, “pero ya con que nos pusieran el agua y la señal de teléfono nos conformamos”. Frente a su casa está una amplia vivienda blanca marcada con el numero 6, allí vivía Rubí hasta hace unos meses, ahora vive en la Ciudad de México con su madre, porque se quiere volver artista. Don Crescencio Ibarra es el único que se da sus vueltas al rancho, pero solo dura unos días y se regresa a la capital del país. La casa luce vacía, dos empleados de la familia están por sacar una camioneta, les preguntamos por don Crescencio. “No está oiga. Mañana como a esta hora lo encuentra por aquí”… La Joya también espera que mañana la volteen a ver.