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El que no conoce la historia está condenado a repetirla, México ya ha tenido eventos similares a los que vivimos encontrando en el paso de los años las consecuencias de una mala administración
07:26 lunes 9 diciembre, 2019
Colaboradores
El que no conoce la historia está condenado a repetirla, México ya ha tenido eventos similares a los que vivimos encontrando en el paso de los años las consecuencias de una mala administración. Quesqui entra al panorama como un remedio a todo mal económico del país, el mayor hallazgo petrolero de los últimos 30 años con un potencial de reserva de 700 millones de barriles de hidrocarburos, resulta un tanque de oxígeno a la ahogada Pemex. Hay un estimado para el 2021 con una producción de 110 mil barriles diarios de aceite y 400 millones de pies cúbicos de gas, los dos primeros años son de obligada inversión ante una apuesta hacia la reactivación de Pemex, la producción de crudo será la tan ansiada palanca de desarrollo nacional hacia la segunda mitad del sexenio. AMLO lo tiene claro, no va a dejar su discurso masoquista en el que detalla una empresa en pésimo estado, Pemex se asoma a la quiebra con una capacidad de resistencia que se une a la suerte, los ingresos por la actividad petrolera representan hasta el 40 por ciento del presupuesto nacional y encontrar la mina de oro negro coloca un as bajo la manga presidencial. Tiempos ya vividos, Lopez Portillo descubría aquellos yacimientos chiapanecos, tabasqueños y campechanos que catapultaron a México como primer exportador de crudo… Quesqui nos hace recordar tiempos que advirtieron la necesidad de acostumbrarnos a administrar la abundancia, un cuento que salió caro entre grandes esperanzas y pérdida de anhelos. Entre tanta similitud, es necesario ver el estado actual de la entidad que cuenta con la mayor apuesta presidencial, Petróleos Mexicanos reporta cifras insuficientes para las necesidades del país, todo el mundo sabe que el barril ya no cuenta con el valor de antes y, coincidencias de la vida, discursos fallidos se vuelven a encontrar pareciendo una historia calcada que va directa al fracaso. En el cansino ejercicio que supone escuchar hablar al presidente López Obrador, pareciera como si estuviéramos condenados al regreso del presidencialismo más tóxico que ha vivido México en su historia moderna: los sexenios de Luis Echeverría y José López Portillo… la muerte neoliberal es una frase que no va de la mano con la política pública y cada vez son más los parecidos. AMLO es un fan de viejos antagonismos, muestra su fervor al venerar a Juárez, Lázaro Cárdenas y a los revolucionarios mexicanos creyendo ser parte de ellos, una semejanza de lo que se vivió en aquellos sexenios de deuda externa, devaluación e inflación. Para vender petroleo hoy en día se debe contar con una competitividad en el tipo cambiario, o lo que es lo mismo, vista la situación de países productores como Venezuela o Irán, el peso debe devaluarse para poder entrar con mayor fuerza en el mercado, ¿le suena familiar la estrategia? Esta devaluación competitiva será un dolor de cabeza para el Banco de México, se avecina una lucha de poder que en el pasado terminó por romper los criterios de la lógica, mató la política económica y destrozó las esperanzas de poder administrar la riqueza tan anunciada. El dólar está sujeto por alfileres, recuerde querido lector como en el 54 estaba en un precio fijo de 12,50 pesos por billete verde, y al final del sexenio echeverrista llegó a los 20 pesos por dólar. Abandonar el tipo cambiario fijo resultó la puerta idónea para vender más petróleo, una prostitución nacional que parece no haber dejado claro el fiasco. ¿Por qué se olvidan de los patéticos resultados del pasado?¿Por qué AMLO omite como en 1976 se tuvo que devaluar la moneda ocasionando una crisis nacional que le fue heredada a López Portillo?¿Por qué justifica la inflación del sexenio de López Portillo, la cual fue de 459% y el tipo de cambio pasó de 22 pesos por dólar hasta 150 pesos? ¿Por qué no critica la deuda externa que pasó de 20.000 millones de dólares a 58.874 millones de dólares?... Se centra en un discurso antiliberal que, dados los datos históricos, no es eficiente de cara a las necesidades con las que el país cuanta actualmente. Quesqui puede ser un tesoro si es bien administrado, aunque el petroleo ya no es lo mismo y la modernidad gira hacia las energías renovables, puede ser la palanca de crecimiento esperada aunque la autosuficiencia resulta una apuesta de alto riesgo. No olvidemos que tener una economía basada en el petróleo fue lo que dio lugar a tener una de las peores crisis nacionales en la historia financiera de México. Usted debe recordar lo que le pasó a Pemex cuando se le entregó todo el apoyo para la producción petrolera, es necesario recapacitar lo acontecido en el 75 con el discurso antiempresarial de Echeverría ( hoy llamados “fifis”, anteriormente apodados "riquillos" ), la bochornosa fugan de capitales al extranjero y las ciegas burlas burocráticas con un populismo que prometía no permitir un saqueo más. Lo dicho, el que no conoce la historia está condenado a repetirla, tiempos difíciles sin contrapeso político, un petroleo y una política que dictará dura sentencia en un ambiente que no avanza hacia el 2024, sino que retrocede para 1976 o 1982 asemejando la demagogia, el populismo y las mañas que dejaron en la ruina a México. Javier Rueda
www.javierrueda.mx