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06:42 miércoles 13 marzo, 2019
PLUMAS NACIONALESEditorial EL UNIVERSAL / ¿Hacia dónde van los cambios de AMLO?
El presidente está empeñado en lograr cambios a toda costa. La pregunta es: ¿Hacia dónde van los cambios frente a la desigualdad y la pobreza? Es indudable el afán por mostrar la diferencia. Cambiar es uno de los objetivos principales. Por cambiar se han tomado decisiones con el riesgo de cometer errores, de afectar a miles de personas y hasta de violar disposiciones normativas. Analizo brevemente algunos cambios relevantes y su implicación: Sólo hay un cambio en política económica. El incremento al salario mínimo para ubicarlo por encima del costo de la canasta básica. El cambio es relevante y sustantivo, por ubicarse en el terreno económico y porque enfrenta una causa de la pobreza en México: la política de contención salarial. En política social el principal cambio es la creación de nuevos programas de transferencias. Se han destinado mas de 150 mil millones de pesos (mdp) para jóvenes sin trabajo, para personas con discapacidad y para ampliar monto y cobertura de la pensión para adultos mayores. Este cambio presupuestal podrían tener un ligero efecto redistributivo, siempre y cuando los recursos sí lleguen a personas con mayor pobreza. Otro cambio ha sido eliminar el modelo de corresponsabilidad con organizaciones civiles. Con la descalificación generalizada a las organizaciones de la sociedad civil (OSC) como intermediarias, se han cancelado hasta ahora tres programas con participación de OSC: las estancias infantiles, los refugios para mujeres víctimas de violencia de la Secretaría de Salud y el programa de coinversión social del Indesol (Secretaría de Bienestar). Lo mismo sucederá con las convocatorias de Inmujeres, Imjuve y otras dependencias mientras siga vigente la “Circular no. 1”. El cambio en estancias infantiles es regresivo. Con la eliminación del programa se han reducido derechos, montos presupuestales y coberturas, lo que contradice el art. 1º de la Constitución. Al menos en el corto plazo no se plantea ampliar la red de servicios públicos de cuidado infantil, lo cual sería un cambio progresivo. También hay cambios sin sustento: en el programa Prospera (antes Progresa/Oportunidades) se han eliminado las acciones de nutrición para la primera infancia y de salud preventiva, especialmente para la etapa perinatal. Queda sólo como un programa de becas de educación básica, lo cual es el componente que las evaluaciones muestran que carece de impacto: las becas de primaria. Hay cambios esperados aún pendientes. Por la experiencia de la titular de la Secretaría de Bienestar y la adscripción del Instituto Nacional de Economía Social (Inaes) a esa dependencia, se esperaría más apoyo al cooperativismo y las empresas sociales de pequeños productores, indígenas y campesinos. Para esa medida no hay presupuesto extra y no está en la lista de proyectos prioritarios del Presidente. Lo cual mutila una vertiente de las acciones que podrían ser efectivas frente a la pobreza. Hay cambios con un riesgo muy serio. La opacidad y falta de institucionalidad, si no es que franca partidización en el levantamiento del padrón del llamado “censo del bienestar”, que serviría para seleccionar a quienes recibirán las transferencias, es un riesgo muy grande. Reforzar el clientelismo como parte del nuevo régimen político sería una gravísima regresión, con efectos sociales y políticos. Urge reglamentar el artículo 134 de la Constitución que prohíbe el uso electoral de recursos y programas públicos. En materia de padrones, el cambio esperado es, más bien, que se apliquen los más altos estándares de transparencia y que estén sometidos al escrutinio social y toda la vigilancia institucional. Los cambios frente a la desigualdad y la pobreza eran indispensables. El fracaso de Peña Nieto y la permanencia estructural de la pobreza requieren medidas audaces de gran calado. Esos son los cambios que se deben impulsar. OPINIÓN / Los 100 días y la intrascendencia
Cárdenas vs. Allende. El presidente López Obrador celebró su fiesta de 100 días en Palacio con mensajes contradictorios: entre la seguridad de la “armonía” nacional para “seguir construyendo entre todas y todos… una patria nueva, libre, justa, democrática y fraterna”, y la eventualidad de caer en la lucha: “Nunca jamás claudicaré. Antes muerto que traidor”. Quizás inconscientemente AMLO invoca aquí dos de los imaginarios más poderosos en la generación política progresista de los años 70 mexicanos. Por un lado, la imagen del exitoso modelo corporativo transformador del presidente Cárdenas, a quien el actual mandatario le atribuye la ‘Tercera Transformación’, inspiradora de esta ‘Cuarta’. Por otro lado, la imagen del martirologio del presidente Allende en Chile. El otro imaginario potente entre los jóvenes setenteros se centraba en el modelo insurgente del Che Guevara, no del todo desvanecido hoy, ni dentro ni fuera de la ‘Cuarta Transformación’. Pero tanto en el ‘informe’ de los 100 días como en los mensajes dominantes a lo largo de la primera centena de la era de AMLO, incluyendo los mensajes escénicos de Palacio, parece predominar el proyecto de refundación de un nuevo acuerdo corporativista que no quisiera dejar fuera ni a la evasiva CNTE, ni al hasta el lunes renuente Carlos Slim. Un sustento fundamental del proyecto se encuentra en lo informado como programas sociales: la derrama en efectivo de más de 20 mil millones de pesos anuales entre millones de personas reclutadas a través de nuevos esquemas clientelares. Mientras la hiperquinesia, la hipervisibilidad e hiperparla del presidente en este centenar de jornadas, parecerían sintetizarse, en el acto del lunes, como la expresión de una carrera contra el tiempo para construir a marchas forzadas el ‘nuevo régimen’ anunciado. De presidente a ícono de la patria. Con la restauración —radicalizada— del liderazgo presidencial indiscutido, consolidado finalmente por Cárdenas hace ocho décadas, este nuevo régimen parece perfilarse otra vez bajo el mando incontrovertible del presidente, sin competencia real ni resistencias, internas ni externas; ni controles de poderes constitucionales ni de órganos autónomos nacionales; sin calificaciones internacionales, ni cuestionamientos relevantes en la esfera pública. Y, acaso lo más importante, sería un nuevo régimen con pretensiones de perdurabilidad y con su fundador enfilado a pasar de presidente de la Cuarta Transformación a ícono de la patria. Completará quizás el sexteto en la iconografía del emblema del actual Gobierno de México: ya sea como exitoso constructor de la nueva época, en la senda de Cárdenas, o como mártir —“antes muerto que traidor”— en la fantasía negra de la necrofilia política mexicana y latinoamericana, desventuradamente exhumada con esa frase. A la Historia con mayúsculas. Pero desde esta perspectiva trascendente se quedan en la intrascendencia las evaluaciones coyunturales de esta centena épica del presidente López Obrador. Lo mismo las positivas que le reconocen la estabilidad macroeconómica heredada, que las negativas que le reprochan, entre otras, la serie de medidas repelentes a la inversión, la instauración de una suerte de ‘ineptocracia’ en zonas sensibles de la administración, el amago a órganos autónomos, la destrucción de instituciones razonablemente eficientes, las contrarreformas educativa, política y energética en curso, las afirmaciones falsas o engañosas y las acusaciones sin base de las mañanas. Acaso constituirán estos listados, curiosidades de historiadores marginales una vez que los ganadores de hoy construyan e implanten la Historia —con mayúsculas— de su epopeya: la destrucción de un régimen que permitió ser etiquetado mayoritariamente como podrido y la reinstauración de un régimen capaz de restablecer por consenso férreos, eficaces controles políticos en el territorio nacional, derramar recursos para la rentabilidad electoral y despertar grandes expectativas en las mayorías de la nación.
Frentes Políticos
I. Desesperado. Ante el incremento de violencia en Guanajuato, el gobernador Diego Sinhue Rodríguez pidió al secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Alfonso Durazo, que envíe al menos mil policías y militares al municipio de Salamanca. El gobernador es otro funcionario que creía sencilla su labor al frente del gobierno; detalló que esa ciudad, donde se ubica la principal refinería petrolera del centro del país, es vigilada por 300 agentes de las Fuerzas de Seguridad Pública estatal, pues no se cuenta con policía municipal. El domingo pasado, la alcaldesa de Salamanca, Beatriz Hernández Cruz, hizo un llamado al gobierno del estado “a trabajar sin descanso para recuperar la seguridad”. Está visto que solos no pueden, ¿por qué entonces no piden ayuda a tiempo? Los criminales mandan en Guanajuato. No hay más. II. Proactivos. El PAN no pierde la oportunidad de consolidarse como la más férrea oposición al gobierno, aunque en realidad no les queda de otra. Marko Cortés, líder nacional del PAN, presentó al gobierno federal 10 propuestas en temas de seguridad, economía, energía, eficiencia en la administración pública y política exterior. Sugiere, entre otras cosas, la creación de un programa nacional para reactivar la inversión y el empleo, que incluye disminuir el porcentaje del IEPS y el ISR para atraer inversiones y plantea la necesidad de dinamizar la banca de desarrollo para financiar a micro, pequeñas y medianas empresas mediante políticas claras de fomento a la inversión productiva. Mucha cabeza han puesto los panistas en 100 días… Lástima que no lo hicieran los 12 años que estuvieron en el poder. III. Ideas rebasadas. El gobierno pretende llevar conectividad a todos los mexicanos y llegar a todo el territorio nacional con tecnología 5G para cerrar el sexenio, dijo Javier Jiménez Espriú, titular de la SCT, quien inauguró el Primer Foro de Políticas Públicas en materia de Telecomunicaciones y Radiodifusión, y ahí afirmó que el propósito es conectar a todos con telecomunicaciones de cobertura, calidad y cantidad. “Quisiéramos terminar el sexenio con todos conectados y con la 5G planteada en todo el territorio nacional”, aseguró. El reto es evitar el aislamiento, permitir a la sociedad vinculada conectarse y así acceder a la educación, la salud, la seguridad y la cultura. Una pregunta: y antes de eso, ¿“todos” tendrán luz eléctrica y teléfonos? Porque si no, de nada serviría la 5G. IV. A clases. Está comprobado que muchas de las fallas en la impartición de justicia se deben a la mala implementación de las carpetas de investigación. Por ello, en la mayoría de los casos, los jueces otorgan la libertad a criminales de todo tipo. Para terminar con estas prácticas nocivas, Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, anunció la creación de una Unidad para el Fortalecimiento del Sistema de Justicia, que tendrá como misión impulsar una legislación y el trabajo coordinado con los gobiernos locales y el Poder Judicial para evitar que por “errores en el debido proceso” sean liberados los delincuentes. Lo increíble es que nadie lo haya intentado antes. V. En vano. Diputados de oposición llamaron al gobierno federal y a los gobiernos estatales de Puebla, Aguascalientes, Baja California, Durango, Quintana Roo y Tamaulipas a mantenerse al margen de los procesos electorales de este año. El panista Jorge Arturo Espadas hizo un llamado a buscar elecciones limpias y alejarse de la tentación de intervenir en el proceso. “Hay que cuidarles las manos a todos, a todos, hay que estar atentos, hay que buscar elecciones limpias”, expresó. Por su parte, Mario Alberto Ramos, diputado de MC, solicitó que “no se utilicen los programas sociales que actualmente se encuentran en ejecución para condicionar el sufragio”. México necesita un cambio de paradigmas. Pst, pst… Eso se ha pedido en cada proceso electoral. Pero atiende a llamados demagógicos. ¿No se han dado cuenta? BITÁCORA DEL DIRECTOR/Out al mensajero
Arturo Herrera Gutiérrez es un buen funcionario público. Por bueno, me refiero a que sirve bien al país, trabaja con eficiencia y es leal a sus superiores. Cuando el entonces jefe de Gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, debió dejar ir a su secretario de Finanzas, Gustavo Ponce Meléndez, por el escándalo de corrupción que se destapó en marzo de 2004, quien entró al relevo fue Herrera, el hasta entonces director general de Administración. El hidalguense pudo haber sucedido directamente a Carlos Urzúa –cuando éste renunció a la Secretaría de Finanzas, en julio de 2003, para dedicarse a la academia–, pero Ponce tenía la ventaja de su mayor rango, así como de su cercanía con López Obrador, con quien había coincidido en el Instituto Nacional del Consumidor en los años 80. En muy poco tiempo, Herrera logró devolver la confianza en las finanzas capitalinas. Recuerdo haberlo entrevistado varias veces para el programa de radio que entonces conducía. Era siempre diligente y preciso en esas conversaciones. Nacido en Actopan, en 1966, Herrera estudió la licenciatura en economía en la Universidad Autónoma Metropolitana y cursó la maestría en El Colegio de México. Asimismo, tiene un doctorado por la Universidad de Nueva York. En 1999 ingresó en la Secretaría de Hacienda, donde se desempeñó como subdirector de Estudios Económicos Internacionales, de la Dirección General Asuntos Hacendarios Internacionales, y luego, subdirector de Estudios Macroeconómicos de la Dirección General de Planeación Hacendaria. En 2010 entró al Banco Mundial (BM), donde fungió como especialista senior y gerente de práctica de la Unidad de Servicio Público y Desempeño para América Latina y el Caribe, y formó parte de la Práctica Global de Gobernanza de la institución con sede en Washington, DC. En julio pasado, dejó su trabajo de ocho años en el BM y se integró al grupo económico del equipo de transición del candidato ganador de la elección presidencial, para luego ser nombrado subsecretario de Hacienda y brazo derecho del titular de la dependencia, Carlos Urzúa. Como periodista, he lamentado que Herrera no esté tan disponible para entrevistas como lo estuvo cuando dirigió la Secretaría de Finanzas capitalina, pero su actual perfil bajo no está reñido con su talento como funcionario. A él le han encargado tareas muy difíciles como supervisar los aspectos financieros de la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, tarea en la que negoció con los tenedores de bonos el pago de las obligaciones del gobierno federal, cosa que llevó a buen puerto. También ha logrado salvar la cara en la presentación de los objetivos económicos del gobierno frente a inversionistas y representantes de bancos y agencias calificadoras, los cuales han manifestado reservas sobre los planes. Para ello viajó a Londres esta semana, como antes lo había hecho a Nueva York. En la capital británica, dio una entrevista al diario Financial Times, en el que fue cuestionado sobre la refinería de Dos Bocas, proyecto que genera escepticismo en la comunidad financiera internacional. Ésta quisiera ver a Petróleos Mexicanos concentrado en reforzar su actividad más rentable, el upstream –exploración y producción–, y dejar de lado las que le generan pérdidas –principalmente, la refinación–, a fin de que pueda hacer frente a su pesadísimo endeudamiento. “México pospone polémico proyecto de refinería”, cabeceó el diario la entrevista que le dio Herrera. Y citó al funcionario diciendo lo siguiente: “No autorizaremos (la construcción) hasta que tengamos una cifra final (de inversión en la refinería) que no sea muy distinta a los 8 mil millones de dólares originalmente contemplados”. Más aún, Herrera señaló que el dinero presupuestado este año para el proyecto de la refinería “podría ser usado en exploración y producción”. Sus declaraciones eran música para los oídos de expertos e inversionistas. Pero pasaron pocas horas antes de que el funcionario fuese desmentido por el presidente López Obrador, quien habló del tema en su conferencia mañanera de ayer, así como por la secretaria de Energía, Rocío Nahle. Ambos aseguraron que la refinería va, tal como estaba contemplada. ¿Qué pasó? ¿Leyó mal Herrera las señales que le enviaba el manager desde el dugout o, efectivamente, lo mandaron a robarse la base? El caso es que al subsecretario de Hacienda lo pusieron out en Londres. Después de eso, ¿qué pudieron haberle dicho los inversionistas que habían leído sus declaraciones en el FT y luego supieron de la enmendada de plana que le dieron en México? Quizá algo así como “ponte de acuerdo con tu jefe y luego platicamos”. Es preocupante que la credibilidad de uno de los funcionarios mexicanos más reconocidos actualmente en el mundo haya recibido semejante machucón.