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Pocas veces el arzobispo de San Luis Potosí es tan áspero en sus comentarios, pero parece que las acciones de los diputados locales no le dejaron de otra. Sin tapujos los calificó como “niños ricos”.
20:43 lunes 13 noviembre, 2017
ColaboradoresPocas veces el arzobispo de San Luis Potosí es tan áspero en sus comentarios, pero parece que las acciones de los diputados locales no le dejaron de otra. Sin tapujos los calificó como “niños ricos”. Y es que cada día que pasa demuestran que están en el puesto con el único interés de servirse a ellos mismos, no a la sociedad. Basta citar dos ejemplos de las últimas semanas: 1-A inicios del año se adquirieron 27 vehículos nuevos para los diputados, porque el parque vehicular del Congreso era inservible. 10 meses después, 11 de los 27 coches ya no están en funcionamiento. Empresarios salieron a declarar molestos que dura más un taxi, a pesar de estar en circulación las 24 horas al día. Los congresistas prometieron implementar una bitácora, como las que se usan en la Iniciativa Privada, para revisar horarios de uso, razón por la que se saca a la calle el coche y condiciones en las que se entrega. Nada de esto se hizo. Cualquier empleado de los diputados puede usarlos y si chocan esperan que el seguro responda. Queda claro que los diputados no cuidan los coches, porque no son de su propiedad, no pagaron un peso por ellos y lo que no cuesta, no se cuida. 2-Los diputados recibirán en unas semanas más de 500 mil pesos de aguinaldo y pocos parecen dispuestos a donarlo, es más, una diputada aseguró que es obra divina que reciba esta cantidad, porque ella siempre ha creído que “Dios proveerá”. Sus actos se asemejan a los de “niños ricos”, los famosos “mirreyes”. Hijos de políticos, empresarios, de personajes acaudalados, que se caracterizan por gastar sin control. Personajes a los que se les ha dado todo, sin necesidad de esforzarse. Pero lo más preocupante es que rumbo a 2018 parece multiplicarse el número de políticos que piensan de esta manera. Basta ver el perfil de políticos jóvenes de todos los partidos que están asistiendo a cursos de capacitación, para triunfar en las elecciones del próximo año. Están preocupados sobre cómo convencer al electorado de que son personas honestas, están preocupados por disminuir el descrédito partidista, pero no tienen una ideología clara, objetivos. No saben por qué se metieron a la política, el bienestar social no es su prioridad, solo les interesa el éxito. Pero hasta los consultores y estrategas que están acudiendo a impartir las conferencias les están haciendo ver la realidad: ellos pueden enseñarlos a hablar en público, a ser más emotivos, a manejar a la audiencia, pero ninguna imagen pública se sostiene en el tiempo, si no está basada en acciones éticas, en honestidad y eso es algo que a los políticos les cuesta mucho trabajo entender. La ciudadanía no quiere más “niños ricos”, quiere políticos interesados en el bien común, con la idea de que si el estado o el municipio no avanza, nos afectamos todos, no solo los más pobres.