No hace mucho tiempo, los izquierdistas en Estados Unidos eran vistos como marginales o incluso extravagantes por impulsar propuestas como cobrar impuestos a los más ricos de hasta un 70 por ciento, producir toda la energía del país a través de recursos renovables o abolir el Servicio de Inmigración y Aduanas. Luego llegó Alejandría Ocasio-Cortez y su megáfono en redes sociales. En los dos meses transcurridos desde su elección, Ocasio-Cortez ha estado en la posición poco común de ser un nuevo miembro del Congreso y empujar el debate dentro del Partido Demócrata hacia la izquierda, obligando a los líderes del partido y los candidatos presidenciales de 2020 a lidiar con problemas que algunos preferirían evitar. Los demócratas que apuntan hacia la elección de 2020 ya está siendo cuestionado sobre ella (la senadora Kamala Harris la elogió en el programa "The View"), emulando sus tácticas digitales (la senadora Elizabeth Warren sostuvo una conversación en vivo a través de Instagram desde su cocina que se parecía mucho a una de Ocasio-Cortez) y abrazando algunas de sus causas. Warren y el senador Cory Booker, entre otros, han respaldado recientemente la idea de un "Nuevo Plan Verde", un llamado para reimaginar una economía ecológica que eliminaría gradualmente los combustibles fósiles. Ocasio-Cortez introdujo el tema al diálogo nacional después de unirse a una protesta en la oficina de la líder de la Cámara, la representante Nancy Pelosi, en uno de sus primeros actos de rebeldía en Washington. Ocasio-Cortez, de 29 años y oriunda del Bronx, de ascendencia puertorriqueña, es la congresista más joven de la historia, y los veteranos de Washington dicen que no pueden recordar un debut similar en el Congreso. Su ascenso ha provocado una reacción violenta entre algunos demócratas en el Congreso, que buscan restringir su tirada anti-elitista y temen que sus ideas más radicales puedan hacer que se identifique al partido como socialista. En Nueva York, Ocasio se ha opuesto a un acuerdo con Amazon para establecer sus oficinas en Queens, presionando al Gobernador Andrew Cuomo y al alcalde Bill de Blasio, ambos demócratas, para justificar los incentivos corporativos. Mucho más allá de la política, ha emergido como un símbolo potente para un Partido Demócrata diversificado: una joven de color que está dando lo mejor de sí en un sistema político que rara vez ha recompensado a las personas que se parecen a ella. Su dominio de las redes sociales le ha permitido conectarse con audiencias que de otra manera estarían alejadas de Washington. "Le guste o no a los demócratas, la congresista Ocasio-Cortez es ahora la cara de su partido", dijo Steven Cheung, ex asesor de comunicaciones en la Casa Blanca de Trump. Aún así, su perfil inesperadamente famoso podría traer peligros. Sus amenazas de vencer a los demócratas moderados en las próximas elecciones primarias parecen haber molestado al partido. Algunos señalan que su mentalidad de tuitear primero y preguntar después les recuerda al Presidente Donald Trump. Tanto sus partidarios como sus rivales están de acuerdo en que ha cambiado las reglas tradicionales en el Capitolio, y ella ha abrazado completamente la etiqueta radical, especialmente si eso significa tirar del Partido Demócrata hacia la izquierda. "Creo que solo los radicales han cambiado este país", dijo en una entrevista al programa "60 minutos". Una de sus ideas más comentadas es que aquellos que ganen más de 10 millones de dólares, deberían pagar una tasa del 70 por ciento sobre los ingresos por encima de ese umbral. El comentario provocó debates entre economistas y expertos, de derecha a izquierda, sobre las tasas de impuestos que no se ven en Estados Unidos en décadas, pero que eran comunes durante la era posterior a la Segunda Guerra Mundial. Julian Castro, ex alcalde de San Antonio y ex secretario federal de vivienda que se postula para Presidente, incluso fue más lejos que ella al ser cuestionado sobre el asunto. "Hubo un momento en este país donde la tasa impositiva marginal más alta era más del 90 por ciento", explicó Castro. "Incluso durante la era de Reagan en la década de 1980, fue de alrededor del 50 por ciento". "Es increíble verlo", dijo. "Primero hicimos que Elizabeth Warren saliera y hablara sobre un Nuevo Plan Verde. Luego, tenemos a Julian Castro defendiendo las tasas impositivas marginales y básicamente dice que hemos tenido más del 90 por ciento en el pasado. Está cambiando la conversación totalmente". --

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