Este mes de noviembre en muchas partes del país y del mundo se llevaron a cabo actividades para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Un mes en el que se realizaron campañas de sensibilización para re educar el ejercicio de las masculinidad hegemónicas y tóxicas tanto por parte de la sociedad civil y como de los gobiernos. Hemos vivido días en los que nos hemos esforzado muchas mujeres para visibilizar que aún estamos en desventaja sobre nuestros derechos, sobre nuestras libertades, un claro ejemplo son las manifestaciones en el espacio público, en el virtual, que muestra las persistentes desigualdades de que hemos sido víctimas históricamente.  El Performance que realizaron mujeres chilenas en medio de la fuerte crisis y represión de las protestas públicas en aquel país, llenó los espacios de muchas plazas públicas en diversos países, convirtiéndolo en un himno feminista, pero en otros como países como por ejemplo Turquía fueron desalojadas las mujeres, en un acto de presión que nos muestra el rostro de la misoginia y la desigualdad que aún persiste para muchas mujeres en el mundo. En algunos lugares llegar a la protesta pública para exigir nuestros derechos se convierte en una odisea titánica,  es indispensable que veamos la perspectiva positiva de llevar a cabo actividades en la vía pública, que permita la libre expresión de nuestras ideas y de nuestras peticiones sobre los derechos que aún nos permiten disfrutar, estamos a sólo un año de que se cumplan 25 años de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, y que había líneas de acción muy claras, que siguen como tarea pendiente.  Me queda mucho más claro que cada una desde nuestros propios espacios debemos seguir, nos gustaría que la brecha de desigualdad no existiera, que los derechos fueran para todas las personas, que  las mujeres no tuviéramos que salir a demandar y exigir lo que es de todos. Éste fin de semana participé en un foro en el que compartí con otras mujeres de diferentes edades, entre ellas Sofi de apenas 11 años de edad que trabaja por un entorno más saludable entre niñas y niños para que se fomente la conciencia de los derechos que tienen las personas jóvenes. Fue un foro en el que mujeres que estamos en distintos espacios laborales, sociales y culturales nos reunimos a hablar de lo que hacemos, compartimos con muchas personas nuestro trabajo diario y podemos estar seguras que alcanzamos la meta de mover las ideas a nuestro favor. Mujeres que como Claudia Castillo, Araiillé Peralta, Sandra Delgado, Daniela Vidal, Sandra Cano, Marissa Mendoza y Sofi Molina, que cada realizando diversas actividades coincidimos en el cambio en las mentalidades de las personas sobre la igualdad está en el trabajo diario, en hacer visible lo que no se quiere ver, coincidimos que nos ha tocado empujar para hacer. Somos muchas mujeres las que estamos ayudando y apoyando a tener una Sociedad más igualitaria.  Ahí en ese contexto puse en el centro de las ideas que proponemos la necesidad de no sentir miedo de un hombre, ni que un hombre lo sienta de nosotras, con eso podemos avanzar. Porque el miedo nos está paralizando, nos está acorralando y dejamos de producir, de hacer, de construir, de soñar. El miedo lo sentimos cuando una persona ejerce poder y violencia con las que considera débiles, y que ni siquiera ha sabido porque actúa bajo ese criterio, eso no es su naturaleza ni su esencia como ser humano racional. Por miedo a la mirada de los otros y de las otras dejamos de actuar, no queremos sentir miedo de los hombres y queremos que ellos nos vean como compañeras con los mismos derechos, las mismas posibilidades de crecimiento.  Nos está costando muchas vidas los actos de violencia, en San Luis Potosí cada día 23 mujeres se atreven a denunciar la violencia que viven a manos de quien se sienten amadas, en sus espacios sean el hogar, la escuela, el trabajo, la vía pública, según datos del Secretariado de Seguridad Pública Nacional.  Esto quiere decir que hay 23 mujeres cada día que están que se han reflexionado mucho para tomar la decisión de acudir a la autoridad a denunciar la violencia, y que al mismo tiempo están en una circunstancia tan compleja porque a quien se denuncia es  al compañero con el que alguna ocasión tuvieron la idea de realizar un proyecto de vida, o a su padre, o a su abuelo, o un primo, es una situación compleja en la que una mujer se ve en esa necesidad.  Son importantes los movimientos feministas y que no se subestimen ni se repriman, tal como ha ocurrido con comentarios en internet a través de las redes sociales, con memes y alusiones negativas. Con noticias de asesinatos de mujeres mostrando los hechos como estadísticas. Trivializando la violencia y mofándose de quienes hablamos de ella. Es este contexto resulta importante el pacto que en fechas recientes se firmó con los medios en México, y buscadores de internet.  Estos días también ocurrió un hecho gravísimo de victimización a la joven mujer  Karen en la Ciudad de México en que fue sometida al escrutinio público sobre su vida personal y privada. Su madre y su hermano denunciaron en redes sociales que había una tentativa de desaparición, porque a la hora que señaló llegar a su casa no lo hizo. Hubo una excelente respuesta para su búsqueda, pero cuando se supo que no estaba en situación de delito, los comentarios de usuarios de las redes sociales se volcaron en comentarios sexistas, discriminatorios que solicitaban cuentas de la conducta íntima de una mujer que tiene plena libertad para salir. Nos pasa que hay un clima generalizado de temor y que a la menor sospecha de un probable delito nos sobresaltamos y queremos que nos ayuden a localizar a nuestra familiar. Nos pasa que queremos que no haya una mujer más que muera, en San Luis Potosí recordemos que cada semana una mujer ha sido víctima de feminicidio, ¿Cómo no sobresaltarnos, cómo no pedir ayuda?