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Parecen existir dos bandos y quien sale perdiendo es la ciudadanía, tanto los habitantes del lugar, como los potosinos en general
00:02 lunes 13 noviembre, 2017
DESDE LA REDACCIÓN SLPLa rehabilitación de la calle 16 de Septiembre, en el Barrio de Santiago, uno de los más antiguos de la ciudad, se ha politizado. Parecen existir dos bandos y quien sale perdiendo es la ciudadanía, tanto los habitantes del lugar, como los potosinos en general. ¿Por qué lo decimos? Porque en la manifestación que se realizó hace unos días, a un costado de la iglesia de Santiago, había personas que ni del barrio eran. Se autonombraron: “Ciudadanos hasta la Madre” y se negaron a dar sus nombres a los medios de comunicación. Su único interés, al parecer, era defender el proyecto municipal, es decir, se trataba de manifestantes con una visión parcial. Los habitantes del Barrio de Santiago también defienden la obra, porque durante años han vivido en el olvido de las autoridades. Y este barrio no es la excepción. Basta recorrer las calles adoquinadas de cualquiera de los 7 barrios que conforman la ciudad, para descubrir que los adoquines ya no existen, se trata de piedras sueltas, cuya única función es dañar automóviles. Por eso se entiende que enfurecidos exijan que no se entrometan personajes como el ex gobernador Horacio Sánchez Unzueta. Quieren una mejor calidad de vida, aunque eso signifique decirle adiós al adoquín. Pero el ex gobernador y las cámaras empresariales que lo han apoyado también tienen razón. Existen cuatro reglamentos y leyes que protegen el adoquín de San Luis: el Plan Parcial del Manejo del Centro Histórico, el Decreto Presidencial de 1990, un reglamento estatal publicado en el Periódico Oficial del Estado y la Declaratoria de Patrimonio de la Humanidad del Camino Real de Tierra Adentro y sus zonas de amortiguamiento. La razón de ser de estas leyes y reglamentos es muy clara: proteger el patrimonio de los potosinos y, al mismo tiempo, fomentar el turismo. Si las empedradas calles del viejo San Luis empiezan a pavimentarse con concreto estampado se habrán ido a la basura más de 500 años de historia, 500 años que nos dan identidad, que nos hacen recordar cada 3 de noviembre que vivimos en la muy noble y leal ciudad de San Luis. Pero si el Patrimonio se mantiene en el abandono, como ha ocurrido hasta hoy, las leyes y reglamentos para protegerlo, tampoco se están cumpliendo y es allí donde están fallando las autoridades de los tres niveles, el Fideicomiso del Centro Histórico, que representa Sánchez Unzueta y los empresarios. Nadie está en contra del adoquín, de lo que los potosinos están en contra es del adoquín inservible que poncha llantas y arruina suspensiones. ¿Por qué no emprender una campaña para que entre los tres niveles de gobierno se gestionen recursos para que se arreglen las calles con adoquín más dañadas de la ciudad? Remodelar Carranza ya no es suficiente. Pedir que se respete el viejo adoquín tampoco basta, hacen falta soluciones efectivas para regresar el esplendor a los barrios tradicionales, para convertirlos en atractivos turísticos. Los vecinos del propio Barrio de Santiago lo dicen: si quieren pueden dejar el adoquín, pero pónganlo bien.