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Los 8.9 kilómetros con 10 carriles que conectan el Distribuidor Juárez con Cordillera de los Alpes forma parte de un anillo intermedio que se complementa con el anillo periférico poniente y el Boulevard Río Santiago, es alimentado por vialidades regionales como la Carretera 80, la 57 y la 70. Permite atravesar la ciudad de oriente a poniente en pocos minutos.
01:12 viernes 26 julio, 2019
ColaboradoresLa avenida Dr. Salvador Nava es una de las vialidades más importantes de la ciudad, sin embargo problemas de diseño frente al crecimiento urbano acelerado, han originado algunos problemas.
Los 8.9 kilómetros con 10 carriles que conectan el Distribuidor Juárez con Cordillera de los Alpes forma parte de un anillo intermedio que se complementa con el anillo periférico poniente y el Boulevard Río Santiago, es alimentado por vialidades regionales como la Carretera 80, la 57 y la 70. Permite atravesar la ciudad de oriente a poniente en pocos minutos.
Es la vialidad más grande de la ciudad por extensión y capacidad, sin considerar las carreteras que ya forman parte de la ciudad como la 57 y la 70. De acuerdo con el Programa de Movilidad Urbana Sustentable (PIMUS), en 2013 existían zonas dónde circulaban casi 9 mil vehículos por hora, en otras se incrementaba hasta más de 12 mil en ambos sentidos, 80% autos, 1% transporte público y 1% transporte de carga. También permite un tránsito de 750 ciclistas por hora promedio día. Con esta afluencia es considerado por el PIMUS como uno de los principales corredores que propone para la segunda línea del metrobus y una ciclovía.
Después de la Carretera 57, Salvador Nava es la vialidad con más cantidad de autos circulando, lo cual la vuelve también una de las más peligrosas, por el número de accidentes registrados. Además, en época de lluvias hace más de dos años, fuimos testigos de cómo el agua arrastraba literalmente a una persona por debajo de una camión, en frente de una plaza comercial. A pesar de la alta circulación y su capacidad de retención de agua, se mantiene una calidad del pavimento de buena a regular.
El diseño a lo largo de la vialidad es muy irregular, en algunos lados con velocidad de tránsito que alcanza los 100 km/hr y en otros de 20, cuando es muy transitada o en periodo de lluvia, sin embargo, la velocidad permitida es de 80 km/hr. Cuenta con accesos controlados con espacio de incorporación, en algunos el buen diseño facilita el tránsito continuo, en otros lados el mismo diseño disminuye la capacidad de los carriles centrales de 3 a 2, con lo que se generan “cuellos de botella”.
Contempla espacios de estacionamiento en 27% de su longitud, pero se observa una mayor ocupación del auto que inhibe la libre circulación. Cuando el estacionamiento en carriles laterales se ubica frente a los accesos controlados, también disminuye la capacidad de tránsito y aumenta la probabilidad de accidentes, sin considerar el conflicto con los ciclistas que por ahí circulan.
Otro elemento de diseño es que divide más a la ciudad, que la conecta. Actualmente es una frontera entre el norte y sur, es inaccesible o con accesibilidad limitada para las personas que pretenden cruzarla caminando o en bicicleta. No integra usos comerciales o espacios complementarios entre el norte y el sur.
Así, el diseño de la vialidad ha generado que se incrementen los tiempos de traslado, desaprovecha el espacio, genera accidentes y segrega al peatón, el ciclista y las personas con capacidades diferente; entre muchos otros problemas.
Las eventuales correcciones a lo largo de la vialidad son de bajo costo y alto impacto, en comparación con cualquier obra de construcción, salvo el caso de la ampliación del “Puente Pemex”.
La avenida requiere un rediseño que permita recuperar su funcionalidad, que garantice su aprovechamiento, pero que sobre todo logre integrar la ciudad más que dividirla. Requiere de un proyecto integral que coloque a la vialidad como articulador del espacio urbano, que recupere valor y que coloque en el centro de su diseño a la persona.