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La mayoría de las decisiones que tomamos las personas de manera cotidiana, inclusive algunas trascendentes para nuestra vida personal, laboral incluso política, se realizan en condiciones de incertidumbre.
00:31 viernes 27 abril, 2018
ECONOMÍA CONDUCTUAL“La vida es poker y no ajedrez.” Annie Duke Doctora en Psicología y jugadora profesional.
La mayoría de las decisiones que tomamos las personas de manera cotidiana, inclusive algunas trascendentes para nuestra vida personal, laboral incluso política, se realizan en condiciones de incertidumbre.
Esa incertidumbre puede generar resultados no esperados, en algunos casos negativos y hacernos frecuentemente dudar de la validez de los elementos que tomamos en consideración para decidir.
Se trata de un sesgo presentes la mayoría de las veces que nos lleva a juzgar la calidad de la decisión a partir exclusivamente del resultado.
Si el embargo, si bien evidentemente todos buscamos decisiones que conlleven un resultado favorable, el factor de incertidumbre en los entornos en los que decidimos, hace fundamental reconocer la calidad de las decisiones incluso por encima del resultado de las mismas. El caso contrario, lleva frecuentemente a cambiar la estructura de las decisiones, sin analizar si la naturaleza del de decisión de la correcta y fueron factores de incertidumbre no controlables los que generaron un resultado negativo.
Un ejemplo se da en el manejo de portafolios de inversión. Conozco casos en los que un manejador de inversiones que tomó una decisión basada en intuiciones mas que en una metodología de análisis específico y ésta tuvo un resultado favorable, abandona su proceso metodológico de decisión para confiar exclusivamente en lo que piensa fue un instinto ganador.
La mayoría de las veces esta conducta genera, mas pronto que tarde, resultados desastrosos; Porque no reconoce que fueron factores aleatorios, derivados de entornos inciertos no controlables, los que generaron esos resultados positivos y, consecuentemente al abandonarse una metopdologíoa de decisión escencialmente correcta, se incrementa las posibilidades de una decisión errónea e incluso catastrófica.
En el libro “Thinking In Bets: Making Smarter Decisions When You Don’t Have All the Facts”, Annie Duke (una estudiante de doctorado en psicología que se convirtió en jugadora de Pókar profesional), tratar de analizar como se realizan los procesos de decisión en entornos en los que los factores de azar afectan el resultado final.
Uno de los elementos que según la autora está detrás de los errores de comprensión de los fenómenos de incertidumbre y su impacto en lso resultados de nuestras decisiones, se deriva de la poca capacidad de comprender una proyección probabilística.
Pone de ejemplo como la mayoría de los analistas calificaron como un error el que empesas esoecilizadas estimaron que la probabilidad de que se votará por una permanencia en el Brexit fuera de 80% o las que pronosticaron que el triunfo de Hillary Clinton en las elecciones en Estados Unidos tenía una probabilidad del 70%. Estos datos lo que representaban son escenarios de probabilidad, que no niegan la posibilidad de que un evento ocurra, sólo estiman una probabilidad mayor de que ocurra el otro evento.
Pensemos que se nos dijera que para un evento determinado (X) la probabilidad de que ocurra el es de 16%. Si no comprendemos lo que implica esa probabilidad, podríamos pensar que es prácticamente un hecho que (X) no ocurrirá; sin embargo eso implicaría que si yo tiro un dado pensandno que va a caer en 6, ello no ocurrirá, cuando la probabilidad de que ello ocurra es precisamente de 16%. No podríamos decir que el pronóstico se equivocó, porque no se trata de una estimación de la probabilidad de que ocurra ese evento.
La capacidad de comprender y asumir las decisiones en términos probabilístico es fundamental. Porque nos ayuda a reconocer que tratándose de las decisiones que tomamos, la estructura y calidad de nuestra decisión es fundamental aunque siempre eixtirán elementos aleatorios que puedan generar un resultado negativo; pero que una decisión sin calidad tendrá siempre una mayor probabilidad de derivar en resultados negativos.
Particularmente entornos volátiles como que hoy enfrentamos, el comportamiento de variables como las tasas de interés o el tipo de cambio, responden a factores técnicos pero sin influenciados por otros que incrementan la incertidumbre. Pero si las decisiones que tomamos en realción con estas variables son analíticas de calidad, de manera probabilística, los resultados más frecuentemente serán favorables.
El año pasado, en el inicio del año, algunos portafolios de inversión estimaron que la presión que tuvo el tipo de cambio peso-dólar, producto de la retórica agresiva del presidente norteamericano hacia México, abandonaron sus modelos de análisis y asumieron que dicha hostilidad continuaría presionando el tipo de cambio lo largo del año, por lo cual tomaron posiciones en dólares con la idea de que eso haría ganar a sus portafolios. La realidad fue que, a lo largo del año, el tipo de cambio fue bajando, lo que implicó pérdidas patrimoniales para dichos fondos.
Condiciones similares de incertidumbre respecto del tipo de cambio han generado moviemientos en uno o en otro sentido en las últimas semanas.
Reconocer los resultados de nuestras decisiones es sumamente importante; pero más lo es asegurarnos que estas decisiones estén fundadas en análisis correctos y no en una mala comprensión de las condiciones que entornos inciertos pueden provocar.
El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, columnista en El Economista y Director General de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares