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México no está exento en esta tendencia, los bonos de deuda que gobiernos y empresas emitieron durante un periodo de contracción económica muy severa
23:37 domingo 6 diciembre, 2020
ColaboradoresLa inversión recibida por países emergentes se ha duplicado, algo sucede que es necesario analizar ante un crecimiento exponencial con un total de 80 mil millones de dólares apostados desde Wall Street que marcan un aumento superior al 200% respecto al mes de octubre.
¡Algo está pasando! Leer el mercado es un ejercicio fundamental para poder inferir de mejor manera en cada oportunidad económica. Es cierto que los países en desarrollo están atravesando crisis severas durante la pandemia, el fin de la contienda electoral norteamericana y la confirmación de una vacuna han alentado a la inversión masiva hacia mercados emergentes, crecimientos no vistos en la década que suponen un estudio necesario del caso.
La política de la Reserva Federal de Estados Unidos encabezada por Jerome Powell ha prometido una tasa de interés referencia cercana al cero por lo menos en los próximos dos años, de esta manera se confirman unos instrumentos financieros en países desarrollados con muy bajos rendimientos, una obligación a buscar inversiones redituables en el extranjero donde las acciones y bonos de deuda en países emergentes se vuelven atractivos.
México no está exento en esta tendencia, los bonos de deuda que gobiernos y empresas emitieron durante un periodo de contracción económica muy severa se han puesto a debate, la pandemia ha dejado pronósticos de -8% en el producto bruto nacional con panoramas complicados de recuperación, un antecedente que obliga al gobierno a mejorar su administración, controlar la deuda contraida en este periodo y buscar la manera creativa de reactivar un mercado urgido de crecimiento económico en el futuro inmediato.
De enero a noviembre, los países emergentes han emitido 730.000 millones de dólares en bonos de deuda, este incremento del 12% en comparación con el año pasado confirma el bajo interés de emisión de deuda local, todo un paraíso hasta llegar al punto de “ tipo cambiario”, una apreciaión del dólar en estos momentos sería crítica en la estabilidad de un mercado que apenas empieza a emitir señales positivas. El perfil de riesgo de los países en desarrollo, las futuras tasas de crecimiento y su capacidad para poder financiarse a sí mismos en sus propias monedas, son un coctail peligroso en en el que se han volcado gran cantidad de inversores y que buscan un repunte que ya se dio hace 20 años… aunque ahora es mucho más complejo, aquello que hacía subir exponenciamente la economía de cada país emergente venía precedido por una brutal demanda en materia prima por parte de China, hoy este factor es totalmente contrario aunque en su lectura pareciera no importar. El parón comercial y productivo mundial demanda una cantidad infinítamente menor de materia prima y China, a pesar de su crecimiento sustentable, no está en la misma postura.
Países como Brasil o Chile vuelven a una inercia que resulta muy llamativa en el corto plazo, si los flujos de capital entrantes son bien administrados y reinvertidos para generar crecimiento económico, esta nueva ola de inversión habrá sido un acierto, una oportunidad bien aprovechada. El crecimiento que se prevé para la región sigue siendo débil, esto supone un tanque de oxígeno que pueda dar tiempo para una mejora continua.
Lo cierto es que el aumento de la deuda pública pueda representar una subida a las tasas de crecimiento futuras, un aviso que puede afectar el perfil de riesgo, situación en la que los los inversores se vuelvan menos dispuestos a invertir por temor a que el gobierno suba impuestos para pagar su deuda pública, una afectación al crecimiento económicoque termina, como usted ha de imaginar, generando incentivos en contra de que las empresas inviertan en nuevas plantas, equipos y más empleos. Recuerde nuestra bajada en la tabla de riesgo- país, un panorama que tampoco debe afectar en gran medida dado el planteamiento del Banco de México a la hora de preservar el mercado y marcar un estricto orden de cara al futuro. Banxico sigue siendo un ejemplo de destreza económica, lidia con un Gobierno complicado y un mercado lleno de retos, mantiene la tasa y no entra en nuevas tendencias que, ante la evidente incapacidad administrativa nacional, nos permite seguir flotando para con caer en un fondo cada vez más complicado. Es notorio desde mi análisis un distanciamiento entre Banxico y un Gobierno que pareve ir por libre, Alejandro Díaz de León encabeza un plan de mesura lidiando con los constantes “impulsos” gubernamentales que, si usted analiza a detalle, no han tenido impacto referente en los mercados mexicanos. Impuestos, recuperación de deuda, reestructuración administrativa y paciencia, mucha paciencia, ingredientes poco populares que deben ser contemplados para no caer en falsas expectativas. Aplauso a la política del Banco de México y a su excelente lectura, no se sube a modas que, para como están las cosas, bien podría representar una marea peligrosa; México podrá crecer, pero tendrá que hacerlo… lentamente. Seguimos flotando…
Javier Rueda