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Pinta el mundo de naranja: #EscúchameTambién
00:09 martes 11 diciembre, 2018
ColaboradoresEste día 10 de diciembre conmemoramos en el mundo que hace 70 años los países se lograron poner de acuerdo en una Declaratoria Universal de los Derechos Humanos, y es que en 30 artículos preservaron las ideas centrales de igualdad, libertad, justicia, que el planeta estaba reclamando ante las atrocidades que habían ocurrido en la Segunda Guerra Mundial, todos los países en aquel 1948 alzaron la voz para exigir el respeto total a la dignidad de la persona.
Cuándo hablamos ahora de derechos humanos si nos gustaría que fuera algo inherente como respirar, que no tuviéramos que recordarnos cada día las atrocidades que hemos vivido como humanidad para poder respetarnos entre todas las personas.
Sigue habiendo muchas desigualdades.
Las personas vulnerables siguen siendo los niños, las niñas, adolescentes, personas mayores, personas indígenas, personas LGBTTTI, y mientras las desigualdades continúen es complicado que alcancemos la igualdad real que se buscó desde hace 70 años. Hemos avanzado mucho, eso es cierto, pero de pronto nos estancamos en temas como el acceso de las mujeres a la igualdad.
Por ejemplo, pasaron 30 años para que la ONU conminara a los países miembros que se hicieran acciones para evitar la discriminación contra las mujeres y se firmará la Convención sobe la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, y pasaron otros 20 años para que se aprobara el Protocolo Facultativo. Pocos años antes, en 1994 en América Latina se acordó firmar una Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, que se le denominó Belem Do Pará.
De las siete décadas que cumple este 10 de diciembre la Declaratoria Universal, el 70 por ciento de estos años, las mujeres empezamos a empujar para que se hiciera visible la desigualdad que persistía, a pesar del documento firmado, ratificado y que creado la ONU y que en todos los 30 artículos nos dejaba en plena igualdad a todas las personas.
La importancia de la convención Belem Do Pará, radica en que por primera vez se establece un vínculo entre violencia de género y discriminación. La violencia es una práctica de poder sobre las personas en general, pero particularmente sobre las mujeres que a lo largo de la historia hemos jugado un rol satelital de los hombres, esto no tiene nada que ver con una postura radical, ha sido y sigue siendo en casi todo el mundo, de esta manera, la violencia contra las mujeres está naturalizada y casi perpetuada en todas las sociedad del mundo. Estamos buscando una igualdad plena y estamos sumando a muchos hombres que han cambiado su paradigma de poder y masculinidad.
Belem Do Pará además de darnos la pauta para ver cómo se podían primero ver, luego garantizar los derechos humanos de las mujeres y de las niñas, advirtió a los países la urgente necesidad de reformas sus leyes para prevenir, investigar y sancionar la violencia contra las mujeres y además reconoció el Derecho de las Mujeres a una vida libre de violencia como un asunto de Derechos Humanos y de discriminación.
En México fue hasta 2007 como pudimos tener con una Ley que garantizará todo esto que hemos comentado, la Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, es decir 60 años después de que se diera la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos.
Así están los derechos humanos en México, así los derechos humanos de las mujeres.
Y a 70 años de la Declaratoria y 60 de tener los mecanismos para garantizar esta y otros documentos internacionales que nos protegen nuestros derechos humanos, las mujeres estamos como rehenes de muchos hombres, sobre todo los encargados de la política de gobierno, de utilizarnos para discutir temas que bien podrían hacerlo sin ocasionar victimas mujeres de su fuego cruzado o de su fuego amigo.
Las mujeres estamos desprotegidas con una elite política sea de izquierda como el PRD o de derecha como el PAN, que utilizan a las mujeres para atacar políticamente a su adversario, no hay interés genuino por alcanzar la igualdad plena, los espacios de toma de decisiones siguen permaneciendo en manos de los hombres a pesar de que este año 2018 es histórico para la vida pública y de representación popular para las mujeres, sin embargo parece más fácil seguir utilizando a las mujeres y escudarse en nuestros derechos humanos para arremeter contra sus enemigos políticos.
El discurso ya no puede ser de lucha, de violencia, de ataques, el discurso debe ser de paz, de orientarnos a trabajar en pro de los derechos de todas las personas.
Que no se nos olviden nunca los horrores de la Segunda Guerra Mundial donde la dignidad de las personas había quedado reducida a la nada, no pueden buscarse nuevas formas de afectar la dignidad de nosotras, deben buscarse mecanismos para erradicar la violencia de que somos víctimas, no buscamos un cuidado paternal de nuestra dignidad, buscamos que nos respeten nuestros derechos sin más.