Vínculo copiado
La primera ocasión se celebró en 1897 y, desde entonces, no había parado
21:23 lunes 20 abril, 2020
Deporte Nacional e InternacionalKATHRINE SWITZER ¡ES UNA CHICA!
Sucedió el 19 de abril de 1967, cuando Kathrine Switzer rompió las reglas del juego y se convirtió en la primera mujer en correr oficialmente el maratón de Boston. En la época en la que estaba prohibido que el llamado sexo débil participara en los 42.195 kilómetros en cualquier rincón del planeta. No voy a quitarme el lápiz labial”, fue la primera respuesta de Kathrine ante los regaños de su entrenador. Ella, su novio Tom y el entrenador se encontraban en Boston, cerca de la línea de salida y a una hora de que arrancara una de las carreras más prestigiadas en Estados Unidos. Le tocó el número 261.
Usé mis iniciales y el apellido (KV Switzer) por lo que no tuve problema con la inscripción. Me asomé a la competencia con sudadera y pants tratando de no llamar la atención. Algunos notaron mi presencia y gritaban ¡es una chica!, aplaudiendo mi atrevimiento”.
¡Bang!, Kathrine y su novio Tom salieron entre miles de corredores en busca de cumplir su sueño. Cuando estaba a punto de superar el kilómetro cinco, los alcanzó un pequeño camión en el que venían fotógrafos de algunos diarios y, cuando se dieron cuenta de que una chica corría el maratón, pidieron al chofer que se detuviera para tomar la placa que al otro día sorprendería a sus lectores. Para la mala fortuna de la mujer, en dicho autobús también viajaba el juez del maratón llamado Jock Semple, un hombre mayor, vestido de negro y con cara de pocos amigos, quien de inmediato comenzó a lanzarle improperios. El hombre corrió hacia ella y trató de sujetarla con fuerza.
Aquella imagen, captada por un fotógrafo del Boston Globe, daría la vuelta al planeta y pasaría a la lista de Las cien fotografías que cambiaron al mundo. Cuando el juez la tenía del brazo, apareció en la escena el musculoso Tom, quien se abalanzó sobre el sujeto de pantalón largo para hacerlo a un lado y dejarle el camino libre a su novia. Un grupo de jóvenes en tenis y calzoncillos decidieron correr a su lado hasta la meta. KV Switzer terminó su primer maratón con un tiempo de cuatro horas y 20 minutos.
EL ETERNO CLARENCE DEMAR
Clarence DeMar era un corredor de Ohio que terminó el Maratón de Boston de 1910 en segundo lugar. Después de la carrera, cuando se preparaba para la prueba del siguiente año, un médico le informó: “Tienes mal corazón, no deberías siquiera subir las escaleras”. DeMar no sólo lo desobedeció, en 1911 ganó en Boston, impuso nueva marca con 2:21.39 horas y sería el inicio de un largo matrimonio deportivo. DeMar se convirtió en el fondista con más títulos de campeón en Boston (7), repartidos durante dos décadas. Recibiría el apodo de Señor DeMarathon y recorrería por última vez los 42.195 kilómetros de esta prueba en 1957, a la edad de 69 años. Un año antes de morir. Clarence siempre tuvo a los médicos en su contra, quienes incluso lo acompañaban a la línea de salida para advertirle que podría tener un trágico final en cada maratón que se asomara. DeMar siguió en algunas competencias, aunque con resultados secundarios, además de que sus estudios en Harvard y Boston University, así como el reclutamiento en el ejército por la Primera Guerra Mundial, lo mantuvieron alejado por un tiempo. El atleta volvió a brillar en Boston en 1922, 11 años después, con nueva marca de 2:18.10 horas. Repitió victorias en 1923 y 1924. Su fama lo llevó a los Juegos Olímpicos de París 24, donde alcanzó el bronce. Las advertencias de los doctores lo hicieron parar un rato, aunque la cosquilla lo regresó a las calles de Boston para agenciarse las ediciones de 1927 y 1928. Ganaría una prueba más en 1930 a la edad de 41 años. Casado a los 40 años, Clarence DeMar comenzó su labor de profesor de historia de la industria en la escuela Normal de Keene. En dicha ciudad, desde 1978, anualmente se celebra un maratón que lleva su nombre. DeMar murió a los 70 años, luego de luchar contra un cáncer (los médicos estuvieron equivocados). El viejo fondista nacido en Ohio siguió corriendo en calzoncillos hasta los 69 años, cuando se asomó por última ocasión en el Maratón de Boston. Clarence fue un niño flacucho que no pudo brillar en el futbol americano ni el baloncesto. Por eso se dedicó a correr.
EL HOMBRE DEL SOMBRERO
Para Carlos Arredondo los últimos siete años se han convertido en una repetición de lo que ocurrió aquella mañana del 15 de abril de 2013, en la calle Boylston, en Boston, cuando dos bombas improvisadas provocaron tres muertos, más de 260 heridos y un trauma brutal a los participantes y espectadores del maratón. El hombre de 60 años, con sombrero de vaquero, cierra los ojos y vuelve a mirarse entre el caos: sangre en el piso, llanto, cuerpos inertes, extremidades y zapatos sueltos, humo, tribunas en pánico y atletas en pantalones cortos que corren en cualquier dirección. No lo puedo evitar”, comentó el ahora llamado héroe de Boston, quien aceptó la entrevista con Excélsior un año después de la tragedia. Desde aquella mañana, luego de que el fotógrafo de AP, Charles Krupa, lo congelara en una imagen que diera la vuelta al mundo, Carlos se convirtió en una especie de héroe para los que sufrieron el atentado de 2013 y vivieron para contarlo.
Dicha imagen muestra al hombre del sombrero junto al paramédico Allan Panter y una mujer de ojos rasgados, quienes auxilian a un joven en silla de ruedas que ha perdido las dos piernas en la primera explosión. Se sabría después que el joven es norteamericano, que se llama Jeff Bauman y que aquella fatídica mañana esperaba a su novia Erin a que llegara a la meta. ¿Por qué no hui”, respondió Carlos vía telefónica y se contestó: “soy payaso de rodeo y estoy acostumbrado a lidiar con la muerte. Apenas escuché la primera explosión y, al igual que en los ruedos, de inmediato me salté la valla para tratar de auxiliar a los heridos”.
¿Qué hacía ahí? “En 2004 y 2011 fallecieron mis dos hijos: Alexander murió en la guerra de Irak y Brian se quitó la vida. Esa mañana había militares voluntarios caminando los 42 kilómetros recordando a los soldados caídos en la guerra y una mujer samaritana corría la distancia en memoria de mi hijo Brian”. Arredondo había vuelto de Costa Rica para estar presente en el maratón, en compañía de su exesposa. El hombre del sombrero se quedó para siempre en Boston. Hoy es un personaje del maratón.
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Excelsior