Vínculo copiado
A las nuevas generaciones no les resulta extraño recibir de forma cotidiana a través de sus teléfonos celulares, las primeras planas de los diarios nacionales y de los principales periódicos internacionales
09:49 martes 12 febrero, 2019
ColaboradoresA las nuevas generaciones no les resulta extraño recibir de forma cotidiana a través de sus teléfonos celulares, las primeras planas de los diarios nacionales y de los principales periódicos internacionales. De un vistazo uno puede ver el trato que los diversos medios dan a una noticia, y hasta seleccionar los temas que nos interesan para hondar posteriormente en ellos.
El oficio periodístico fue de los primeros que acogió el uso de las tecnologías digitales para ampliar su espectro de lectores. Internet cambió la faz del periodismo. Actualmente el periodismo es más visual -más imagen que texto-, tiene un diseño más atractivo, y el nuevo lector demanda estar informado constantemente con novedades y exclusivas.
En la actualidad medios impresos y electrónicos destacan en sus páginas electrónicas noticias actualizadas las 24 horas del día, con información variada, galerías de fotos, video en demanda y a veces con el uso de hipertexto para ampliar la información. Hay quienes deciden enlazar sitios externos para que el lector profundice en su búsqueda de información.
Raúl Trejo Delabre, presento en 2008 una publicación titulada: “Ciberperiodismo. Nuevo periodismo, viejos dilemas”, en una revista de la UAM Iztapalapa.
En ella, destaca que el periodismo –más allá de la plataforma tecnológica en la que se apoye– es invariablemente búsqueda, revelación, novedad. La tarea esencial de los periodistas es identificar la noticia, recogerla y comunicarla. De allí que uno de los atributos medulares del periodista sea la vocación por lo noticioso. Considera que Noticia periodística es aquella que antes no se conocía, y tiene suficiente interés para ser difundida de manera pública.
Sin embargo en la actualidad nos encontramos ante un escenario público repleto de noticias de las más variadas temáticas. Distinguir entre unas y otras, jerarquizarlas conforme a su significación para la sociedad y difundirlas, es tarea de los periodistas. Una gran cantidad de esas informaciones aparece, se propaga, y permanece en el espacio cibernético de la red de redes de computadora. La digitalización de la información y su expansión a través de Internet, impone nuevas condiciones pero mantiene muchos de los viejos dilemas del periodismo.
Hoy disponemos de una apabullante abundancia de informaciones en la que, con frecuencia, encontramos más motivos de confusión que de orientación. Centenares de canales de televisión y radio, así como millares de sitios web con información periodística, o que pretende serlo, no necesariamente son mejor opción a los mecanismos tradicionales que han nutrido de noticias a nuestras sociedades. Estar sumergidos en la sociedad de la información, constituye un privilegio y un desafío, aunque también puede ser una manera de ahogarnos en el mar de datos, y mensajes que nos circundan.
Los nuevos soportes tecnológicos propagan como nunca antes los mensajes mediáticos y periodísticos, pero el alcance social, y las responsabilidades públicas del periodismo siguen siendo los mismos. En línea o fuera de ella, la prensa –dominada hoy por corporaciones mediáticas, aunque también con zonas de diversidad y contraste cada vez más acreditadas–, sigue teniendo aquel “poder espiritual” que hace tres cuartos de siglo le reconocía, no sin preocupación, José Ortega y Gasset.
Así que desplegado en tinta y papel, acotado a los formatos de la radiodifusión, o deambulando por las redes digitales, las repercusiones del periodismo obligan a pensar en él como bastante más que una actividad técnica y al periodista, como mucho más que un mero intermediario entre el acontecimiento y sus públicos.
De tal forma, el periodismo cibernético tiene formatos, posibilidades y características, no solo distintivas respecto del que se ejerce en otras modalidades; sino que incluso, le confieren una versatilidad que no alcanzan las plataformas convencionales. Pero es pertinente que no olvidemos que impreso en rotativas, propagado en ondas hertzianas o plasmado en páginas de la red de redes, el periodismo no deja de ser, como ha dicho Gabriel García Márquez, esa “pasión insaciable que sólo puede digerirse y humanizarse por su confrontación descarnada con la realidad.
Y es que para los internautas, el ciberperiodismo constituye una posibilidad de información y esparcimiento en ese océano de contenidos y provocaciones que es la red de redes. Para las empresas mediáticas se trata de un desafío –a menudo sobredimensionado, y las más de las veces mal entendido–, en el desarrollo de sus negocios. Para los medios convencionales el ciberperiodismo es fuente de dudas, competencia y retos. Para los periodistas, se trata de una oportunidad… de seguir siendo, ni más ni menos, periodistas.
Después de un desarrollo constante e intenso, el ciberperiodismo comienza a encontrar encrucijadas. Periodismo para todos o especializado, oferta de contenidos universal o restringida, información constantemente actualizada o reproducción de formatos, y plazos de las publicaciones fuera de línea, servicios de paga o gratuitos, periodismo de escándalo o apuesta por la profundidad: allí se encuentran algunos de los dilemas que los editores de la prensa en línea deben resolver todos los días.
La modalidad más plena de la interactividad es la retroalimentación. Gracias a sus posibilidades para que los mensajes circulen de ida y vuelta, la red de redes ha materializado aquella vieja y siempre incumplida aspiración de los patriarcas de las teorías de la comunicación que consideraban que mientras no hubiera plena capacidad de réplica la transmisión de mensajes era, simplemente, flujo de información.
Comunicar es recibir y contestar, se decía en esos iniciales y aun indispensables esquemas. E Internet, a diferencia de los medios de propagación masiva, que difunden el mismo mensaje a muchos que son simplemente receptores, ofrece esa anhelada posibilidad de respuesta. Foros de discusión, chats en tiempo real, y correo electrónico directo al ordenador del reportero o el articulista, se encuentran entre las opciones para que los destinatarios del periodismo electrónico vayan más allá de la recepción pasiva.