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Cuando tratamos de analizar qué factores determinan el éxito económico o financiero de las personas, generalmente tendemos a pensar que éste se deriva, de manera fundamental, de condiciones tales como la inteligencia y el entorno específico donde nacieron y se desarrollaron
10:39 viernes 10 agosto, 2018
ECONOMÍA CONDUCTUAL“Si amas lo que haces, tendrás éxito”. Albert Schweitzer médico y filósofo franco-alemán
Cuando tratamos de analizar qué factores determinan el éxito económico o financiero de las personas, generalmente tendemos a pensar que éste se deriva, de manera fundamental, de condiciones tales como la inteligencia y el entorno específico donde nacieron y se desarrollaron. Existe evidencia palpable de que el segundo aspecto (el entorno de nacimiento) tiene una influencia relevante, encontrándose en diversas investigaciones que, particularmente en las últimas décadas, los mecanismos de movilidad social se han reducido, lo cual dificulta que las personas se muevan y asciendan del entorno y nivel socioeconómico de nacimiento. Pero también es un hecho que existe evidencia que apuntan a que, a través de factores como la educación, aunque de manera imperfecta, se puede lograr acceder a mejores niveles de bienestar de aquellos que se tuvieron en los hogares de origen. Pero específicamente en relación con la percepción de que la inteligencia puede determinar el éxito futuro, resulta importante analizar una serie de estudios realizados por la psicóloga Carol Dweck de la Universidad de Stanford, cuyos resultados apuntan a comparar el efecto de la inteligencia en el éxito futuro, comparándolos con los efectos de conductas y actitudes de las personas en dicho resultado. La investigación trata de analizar cuál es el efecto de las actitudes, así como determinar si éstas contribuyen a explicar de mejor manera el éxito futuro, más que la inteligencia o el coeficiente intelectual. En su investigación, que se resume en el libro Mindset, describe como las actitudes de las personas se agrupan en dos categorías: La que denomina “mentalidad fija” y otra que denomina “”. Las personas cuyas actitudes están centradas en la “mentalidad fija” tienden a creer que quienes son hoy, es de la manera en que siempre serán, sin que ello pueda ser modificado. Las personas que tienen este tipo de actitud típicamente no pueden enfrentar entornos retadores o cambiantes, lo cual, a su vez, provoca generalmente una reducción de la capacidad para el crecimiento laboral y para enfrentar los problemas económicos y financieros coyunturales. Por el contrario, las personas que tienen una “mentalidad de crecimiento”, parten de la premisa de que pueden mejorar su desempeño en cualquier ámbito, a partir de disciplina y esfuerzo. En estudios estandarizados, se encontró que a similares o incluso menores niveles de inteligencia y de coeficiente intelectual, las personas con mentalidad de crecimiento presentan desempeños superiores a las personas de mentalidad fija; traduciéndose ello, en el entorno laboral y de crecimiento económico personal, en la capacidad para enfrentar retos, para aprender cosas nuevas y, consecuentemente, en el mayor existo profesional y económico en el futuro. Las personas con mentalidad de crecimiento aprenden de los momentos de desafío laboral o económico, porque perciben el fracaso como información que permite procesar mejor las decisiones del futuro. Quizás la parte más importante de la investigación se refiere al hecho de que ambas mentalidades no están fijas y predeterminadas de manera inexorable en las conductas y actitudes de las personas. Es posible para personas de mentalidad fija, modificar sus patrones de comportamiento para avanzar hacia la construcción de una mentalidad de crecimiento y, así mejorar sus decisiones y su capacidad para enfrentar retos económicos y financieros del futuro. Entre los factores que la investigación apunta contribuyen a lo anterior está el evitar la sensación de abandono al enfrentar retos económicos o laborales. En entornos cambiantes y volátiles o momentos económicamente complejos, para muchas personas es frecuente caer en visiones desesperanzadas. Entender que casi siempre existen caminos alternativos para enfrentar problemas, es un elemento fundamental para construir una nueva mentalidad de crecimiento. Otro factor relevante se refiere a construir una visión de orientación a resultados. Para construir gradualmente una mentalidad de crecimiento se requiere que con que cada acción, pensemos siempre (específicamente en temas de planeación económica y financiera) en términos de resultados específicos buscaros. Tomar decisiones económicas sin buscar y promover resultados específicos, no contribuye a la construcción de la estabilidad financiera y económica que las personas y nuestras familias buscamos. El autor es politólogo, mercadólogo, especialista en economía conductual, profesor de la Facultad de Economía de la UNAM, columnista en El Economista y Director General de Mexicana de Becas, Fondo de Ahorro Educativo. [email protected] – síguelo en Twitter @martinezsolares