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Diputados y Diputadas potosinos: no caigan en el bajo nombre de uno de los peores y más viles comportamientos de la humanidad: la soberbia
17:59 viernes 24 mayo, 2019
ColaboradoresCartas desde mi burladero…
San Luis Potosí, S. L. P., a 24 de mayo del año de Gracia del tercer milenio y de la era cristiana de 2019
DIPUTADOS DE LA LXII LEGISLATURA DE SAN LUIS POTOSI
UNOS EN SUS OFICINAS, OTROS EN MÉXICO, OTROS EN SUS DISTRITOS, DONDE ANDEN…
PRESENTES.-
Señores y Señoras Legisladores: Me gustaría recomendarles un libro muy interesante de historia política mexicana, “La Charola”, del investigador e historiador Sergio Aguayo; es un documento que trata de la historia de los servicios de inteligencia de nuestro país, los espías secretos, la temida Dirección Federal de Seguridad, Fernando Gutiérrez Barrios, Miguel Nazar Haro, el CISEN y otros nombres que han pasado a engrosar el lado oscuro de este rubro del aparato de seguridad de nuestro país y precisamente de las famosas charolas y los diversos verbos que se derivaron de ellas: “charolear”, “charoleando”, “charoleo”, etc.
Nombres, hombres, personajes y épocas que fueron parte de esa oscura página de un México antidemocrático, retrograda, que descansaba en el régimen unipartidista, figuras presidenciales y gubernamentales “monárquicas sexenales hereditarias” -decía el Mtro. Daniel Cosío Villegas- y estrellas legislativas que fungían como alfiles y señores feudales, gozando de la concesión, protección y permiso de hacer lo que gustaran y gozaran, no importando el pisoteo que ocasionaran a la ley o las personas y todo gracias al amparo de sus famosas charolas, mismas que en la actualidad físicamente se homologan con la tarjetita de presentación e intangiblemente con el grito, al estilo del ”Divo de Linares” Rapahel: “¡Yo soy aquel!”.
Les comento esto porque el texto que les recomiendo habla precisamente de eso. Las “charolas” en su origen eran pases de entrada y salida ilimitados para que los miembros de estos aparatos de seguridad cumplieran con su labor “en aras de lograr a toda costa la seguridad nacional”, ese era el justificante indiscutible. El resultado con el tiempo: el degenere, exceso y abuso de estas insignias para poder realizar lo deseado e indeseado, violentar la ley a placer, despreciar los derechos ciudadanos y engrosar las filas de lo más bajo y detestable de la clase política mexicana. Ampliando, con el paso del tiempo, el uso, goce y disfrute de quienes las portaban a los funcionarios de altos niveles, burócratas encumbrados o legisladores -como ustedes- federales o locales. Ahora, les voy a platicar otro tema, para poder ligar esta bonita carta.
¿Saben Usted quienes son los Actuarios Judiciales y que función realizan? Fácil. Son funcionarios del Poder Judicial que llevan a cabo el cumplimiento de las ordenes que un Juez emite mediante una resolución. A saber, por ejemplo, un emplazamiento -darle a conocer a otro ciudadano una demanda- o un desalojo de un bien inmueble, por no pagar rentas, por mal uso del mismo, etc. Pues esa función y labor fue la que cumplió la actuaria del Poder Judicial del Estado. El desalojo de un bien inmueble. Les repito, en términos legales, estas acciones no se llevan a cabo si no es mediante una resolución emitida por un Juez (“nadie puede hacerse justicia por propia mano”, recuerdan eso ¿verdad?) y tampoco cualquiera la puede realizar, esa es la función del actuario judicial.
Pero resulta que el Dip. Pedro Carrizalez Becerra (a) “El Mijis” del Partido del Trabajo, que ha pregonado por todo el país, bajo el acecho del reflector que humildemente presume tiene un día sí y otro también, que defiende los derechos pisoteados por las autoridades o particulares a la ciudadanía; que ha combatido firmemente la humillación ilegal que sufren los desprotegidos y que inclusive ha dado a conocer ser víctima de estas deleznables practicas; que con el escudo de la ley lucha contra la corrupción y apela a la igualdad de todos los grupos sociales de nuestro México representando a los vulnerables e ignorados, es el primero que ejemplifica todo aquello que combate. Y peor aún, contraviene lo que el Presidente de México Andrés Manuel López Obrador, que gano gracias a la coalición MORENA-PT-PES, enarbola: combate a la corrupción, honestidad por encima de todo, respeto a la ley y cumplimiento del deber de los funcionarios públicos, de los que se avergüenza cuando caen en esa tentación y nadie los puede librar del mal.
El que haya acudido a la casa donde su tía -en compañía de sus paladines de la “justicia urbana”- estaba siendo notificada de un auto debidamente firmado por la autoridad donde se ordenaba el desalojo de ese bien inmueble, cumplimentado por la actuaria judicial, para impedir y agredirla por cumplir su deber, lo convierte en los clásicos funcionarios públicos sinvergüenzas y déspotas, que sintiéndose superiores por su nombramiento, se creen tocados por el dedo de la divinidad burocrática para poder pisotear lo más sagrado que tiene una sociedad: la ley.
Ahora bien, si su alegato de que la actuaria acudió de manera ilegal y con una resolución judicial infundada, pues entonces apoye a su tía con un buen abogado para que combata ante los tribunales los mal actuado por los jueces. No así.
En esa clase política mexicana, el Diputado Pedro Carrizales Becerra “El Mijis”, -¿o también le tengo que decir Pedro N.? No se vaya a ofender- engrosó sus filas.
¿Quieren que sume otro detalle?. Los actuarios judiciales son los funcionarios públicos, en este caso del Poder Judicial, más expuestos a las agresiones y violencia por la labor que llevan a cabo. A nadie nos gusta una demanda, a nadie nos gusta un desalojo, a nadie nos gusta un cobro judicial. Pues ese disgusto lleva a algunos y algunas a cometer atrocidades violentas en perjuicio de ellos. No les digo más. Que en su conciencia quede. Y entonces, señores y señoras Diputados de la radiantísima XLII Legislatura del Estado Libre y Soberano de San Luis Potosí, les pregunto:
¿Ustedes se comportan igual?
¿Pretenden pisotear con su título de “Honorable Diputado o Diputada” nuestro estado de derecho a beneficio de sus intereses o de los suyos?
¿Permitirán que el Diputado Pedro Carrizalez Becerra abone al desprestigio ciudadano que los potosinos tenemos grabado de lo que es un Diputado o Diputada?
A su partido el PT, ni le pregunto nada. ¿A quién?
¿La Diputada Sonia Mendoza, presidenta del H. Congreso del Estado, hará algún pronunciamiento sobre el comportamiento de uno de sus miembros en contra de otro poder, el Poder Judicial?
Limítense a contestarme SI o NO y la razón. Luego contestan con otra cosa y eso me molesta mucho.
Espero que no. Y no, porque apelo a que no quieren superar el título de la anterior cámara, que fue magnificada en su pésimo recuerdo como “La peor legislatura de la historia potosina”. Algunos de ustedes quieren trabajar, háganlo. Algunos de ustedes, quieren a San Luis, respétenlo.
No caigan en el bajo nombre de uno de los peores y más vil de los comportamientos de la humanidad que es la soberbia y que se traduce en la prepotencia legislativa que, al menos esta ocasión, el Diputado Pedro Carrizalez “El Mijis”, ya probo. Espero en Dios.
Y adiós.
Gustavo I. Robledo Guillén