Vínculo copiado
Soy de esa generación que vivió un PRI maquiavélico, la transición democrática, los nuevos diálogos y el multipartidismo… también soy de los que vivieron segundas y terceras oportunidades
00:06 lunes 10 agosto, 2020
ColaboradoresSoy de esa generación que vivió un PRI maquiavélico, la transición democrática, los nuevos diálogos y el multipartidismo… también soy de los que vivieron segundas y terceras oportunidades y pertenezco a una época en la que la memoria es de largo plazo y las esperanzas futuras son para un presente que se pierde entre tanta palabrería, soy del grupo que no compra un discurso trillado que resulta nuevo para generaciones que hoy deciden el devenir del país. Para lo bueno y malo estamos inmersos en una crisis agónica, pareja para los que viven el reguetón como fenómeno cultural y los que encontramos en los clásicos la añoranza propia de saber que algo bueno debe llegar, también debo girar hacia propuestas y análisis que no hagan de este espacio una repetición más de las necesidades políticas que tanto se han exigido, esas que se han diluido en “besos y abrazos” mortales, del cariño al odio o de la defensa a la duda, las cosas se van poniendo en su sitio y hoy el presidente ha perdido la popularidad por méritos propios. Algo que debe quedar claro tras este descalabro epidemiológico es que, sin duda alguna, la respuesta está en la ciencia, algo evidente pero que resulta absolutamente irónico al ver la inversión gubernamental tanto en ciencia básica como en ciencia aplicada. Los grandes olvidados por Andrés Manuel son los que tienen en sus manos la salida de este embrollo, después de que se diera a conocer el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2020, la falta de apoyo a la ciencia constituye una violación a la Ley de Ciencia y Tecnología al no respetar el 1% del Producto Interno Bruto (PIB) dedicado a este rubro, grave olvido y gran necesidad como mezcla perfecta para el caos. Con base en la estimación puntual de los Criterios Generales de Política Económica en 2020, la inversión en Ciencia y Tecnología equivale a 0.38% del PIB, un presupuesto mediocre y simplista que solo permite la operación y olvida cualquier intento de desarrollo, vea en esta mediocridad el portazo a las oportunidades de salir de una crisis y la confirmación al deterioro económico; de innovación como usted comprenderá mejor ni hablamos. Sobre la totalidad del presupuesto, el Conacyt recibe un paupérrimo 30% del total asignado, en sus recursos fiscales hay una disminución de 0.5%, pasando a la asignación de más del 40% directo a una Secretaría de Educación Pública como promotora de base tecnológica. Cuestionable distribución al momento de ver la capacidad del país para disfrutar vs generar tecnología, no hay recursos para proyectos de infraestructura social. La pandemia ha mostrado la falta de capacidad y de respuesta, con una educación pública que se debate entre la vida y la muerte, las áreas de oportunidad deberían estar ya sobre una mesa que repartiera de mejor manera cada recurso. AMLO pasó por todas las comunidades rurales prometiendo un recurso que hoy es el más bajo en la historia de México, con el descaro de disminuir un 24% el presupuesto dirigido a programas de Ciencia y Tecnología, el campo dejó de ser estratégico y lo construido durante décadas se pierde ante una incapacidad pasmosa y absurda: ¡muerte al neoliberalismo! Buena frase para unos reguetoneros que siguen ideas caducas comprándolas como novedad ideológica… Algo estamos haciendo mal, resulta imposible obtener mejores resultados cuando el distanciamiento entre sectores privados y públicos se agiganta alentado por discursos de culpa y etiquetas hirientes; el desarrollo de la ciencia está estrechamente ligado con las empresas, su contribución se mide a través del Gasto en Investigación Científica y de Desarrollo Experimental, un recuso que evidencia a un gobierno que lejos está de ser palanca para el desarrollo, comparativas odiosas al analizar otros países que generan todo un marco que permite que el empresario realmente invierta. Si usted ha llegado hasta aquí estará de acuerdo conmigo en que no solamente se trata de infraestructura o grandes recursos, es urgente generar leyes que promuevan compras públicas de innovación garantizada, aunque eso, a estas alturas de la película, creo ha pasado de largo entre legisladores que siguen aterrorizados ante la falta de iniciativa y respuesta. «La ciencia es el padre del conocimiento, pero las opiniones son las que engendran la ignorancia», frase matona para todos los que mueren en un discurso sin fundamento… Javier Rueda
www.javierrueda.mx