La obra perfecta de la agresividad es conseguir

que la víctima admire al verdugo.

Victoria Sau. Psicóloga.

Los agresores no golpean a las mujeres por ser altas, bajas, falcas, gordas, inteligentes o, no, tampoco por ser profesional o ama de casa... Las golpean por ser mujeres. 

El verdadero odio, es el desinterés por los demás y, el asesinato perfecto es el olvido fundado en la indeseable impunidad. Mucho tendrá que ver la cobardía del silencio y la omisión, pero más y, en contra de ello, las voces valientes de quienes han sido víctimas de violencia y, la sobreviven, aún de cuánto se lastima la integridad de las personas y, sus familias, pero con todo ello denuncian, cansadas de tanta injusticia. 25 de Noviembre de cada año y durante todo este mes, se conmemora el día mundial en contra de la violencia que sufren las mujeres, también debería ser el día en contra de la brutalidad humana. Un año más, en el que el sufrimiento del maltrato en todas y cada una de las modalidades, en las que las agresiones que se perpetúan en lo habitual para muchos y, se dejan sentir en contra de ellas. Uno más de feminicidios, vejaciones y Discriminación en su contra. En la soledad, enfrentando su destino muchas mujeres se han querido revelar en contra de todas las injusticias que las lastima y daña. En su intimidad intelectual, muchas se reencuentran con ellas y logra salir adelante, otras sucumben al maltrato psicológico y físico; se resigna a vivir así. Muchas más, terminan muertas, solo por ser mujeres. El Estado, poca ayuda da o, simplemente lo ve por encima del hombro. Las organizaciones civiles de la sociedad que han querido, cuando menos ayudar, realizan un gran esfuerzo, haciendo el trabajo de algunas autoridades. Algunas mujeres tienen la oportunidad de ingresar a esos lugares que se denominan refugios, adonde llegan con sus hijos e hijas, en total desamparo, sin sus pertenecías, sin su documentos, vamos, dejan atrás su vida.  Dejar de tras la vida si es para un inicio nuevo, en donde se tienen las oportunidades de capacitarte y trabajar, desprendiéndose del yugo del agresor, les beneficia, pero, como en mucha casos, vuelven al dominio de quién las maltrata, esclavizando sus personas y las de su familia, a la mala vida. Ese lugar, al que luego, en secreto se envían, quienes son violadas en sus derechos más básicos y, más, llegan con el escenario imprevisto generando el escalofrío del desamparo con gente que abre su corazón pero que, son desconocidas. La brutalidad de ser humano, ha hecho gala de su impacto negativo en nuestra sociedad, últimamente la saña, que parece no tener fin, se ha dejado sentir en contra de las mujeres, dañándolas, física y psicológicamente  que, luego en el silencio o, en el desinterés, pareciera que nada nos importa de ellas, faltando a la solidaridad responsable, cuando nos enteramos de estas degradáis que no sentimos hasta que nos toca que lastimen a nuestros seres cercanos.  El fundamental humanismo, se ausenta de nuestra sociedad. Tenemos que recuperarlo. @jaimechalita