Vínculo copiado
#ESNOTICIA
#ESNOTICIA
Wuhan no figuraba en el mapa y aquella nota de una pandemia parecía un suceso de rápida solución…
17:00 domingo 27 diciembre, 2020
Colaboradores
Última columna del año, no puede ser de otro modo y el resumen de lo acontecido durante este 2020 se presenta como actividad obligada, una última recapitulación de sucesos que dejan un sabor amargo entre tristezas y malas decisiones. El año de la rata dará paso al año del búfalo, prepárate, envestidas de valor es lo que requiere un 2021 lleno de pruebas.
Si a usted le hubieran hablado de confinamiento, mascarilla obligatoria o distanciamiento social hace un año, lo más probable es que su cara de desconocimiento a la situación hubiera empatado con el sentir de la mayoría poblacional; Wuhan no figuraba en el mapa y aquella nota de una pandemia parecía un suceso de rápida solución… por supuesto hoy esto es rutina ante una crisis sin precedentes que aún con vacuna presume ser larga.
Durante mucho tiempo se luchó contra la pobreza extrema global, tras décadas de avances constantes en su reducción, el número de personas que viven con menos de dos dólares al día aumentó de forma significativa: 88 millones de personas representan el punto de partida hacia un aumento preocupante que pudiera llegar a los 120 millones. Estos resultados tiran por la borda planes de recuperación viendo en la pobreza un sinónimo de guerra, desesperación, conflicto social, político y económico. Los próximos años serán críticos si no se atiende esta necesidad de mejora, dejar al lado esa política proteccionista y pasar al entendimiento global, una economía general abierta a favor del estímulo total.
Atacar la pobreza con puestos de trabajo requiere la reactivación económica global, muchos de los nuevos pobres deberán trabajar en los servicios informales, la construcción y la manufactura, o lo que es lo mismo… áreas en las que la actividad económica se ve más afectada por los confinamientos y otras restricciones a la movilidad no dando oportunidad a la recuperación. Los puestos de trabajo perdidos en México requerirán de una mejora tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, el T-MEC es crucial pero no aguantará la totalidad del golpe, es necesario ver estretagias ante las decisión de cerrar el estímulo Pyme, eliminar recursos de investigación a favor del desarrollo y políticas populistas que dan de comer a corto plazo pero generan hambruna total en el medio. COVID-19 desató un caos mundial, una crisis sanitaria mundial que, además de generar un enorme costo humano, está llevando a la recesión mundial más profunda desde la Segunda Guerra Mundial, un empujón hacia la pobreza y el conflicto. También es cierto que el 2020 ha sido una duro filtro de ubicación, un quién es quién ante una prueba brutal, desde la irresponsabilidad norteamericana hasta el ejemplo de países como Australia que supieron leer la situación con muchísimo más atino. México quedó en la ridiculez de un gobierno de besos y abrazos, del presidente del “no pasa nada”, figurando en el ranking de mortalidad y con una caída difícil de atacar. Muchos han comparado esta crisis con la vivida en el 2008, un error en forma y panorama, durante la crisis financiera de 2007-08 muchos mercados emergentes y economías en desarrollo lograron implementar respuestas fiscales y monetarias a gran escala, hoy en día están menos preparados para hacer frente a una desaceleración económica mundial. Acúseme de Calderonista pero en ecomomía las lecciones fueron dadas, recuperación en PIB, control inflacionario, tipo cambiario y formalización de Pymes de cara a la aportación general… hoy el órdago de Alejandro Díaz de León no resulta suficiente para aguantar las ocurrencias de un diálogo ajeno al hecho. México carece de visión en materia de ingresos, si usted analiza entradas al país verá dos áreas de especial interés, petróleo y remesas. La bajada histórica en el precio del barril evidenció la necesidad de inversión en energías alternas, pendientes con apuestas importantes en campo petrolero… en remesas el asunto es igualmente negro, COVID-19 ha generado un dramático retroceso, al punto que, las últimas previsiones para fines de 2021 disminuirán un 14 %. Esta contracción habla de una crisis general con afectación en todos las áreas, una disminución que pega con mayor fuerza en las capas sociales menos favorecidas, sume a esto reducciones laborales, sueldos, despidos, ajustes, informalidad, etc… Estas navidades se vivieron con el tradicional “Bienvenido Paisano”, un estímulo económico importante para los amantes de agarrar la troca y visitar a la familia con algún que otro dólar de más, un tanque de oxígeno de tiempo muy limitado y que tendrá consecuencias para un 2021 con menor capacidad de remesa y/o ayuda. La crisis parece que será más profunda aunque la verdadera magnitud de la pandemia solo se conocerá en los próximos años, a medida que recopilemos y analicemos los datos, adaptemos y desarrollemos nuestro financiamiento para atender las necesidades de los clientes, y sigamos trabajando para poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida. ¿Cree usted estar preparado para afrontar el 2021 de mejor manera que el año actual? A esta pregunta solo le debemos responder con un SI, ante la inutilidad de respuesta de nuestros gobernantes, la poca creatividad económica y la fijación de vivir discursos caducos, la única salida posible se encuentra en cuenta propia, así las cosas…
Javier Rueda