El que las listas de diputados plurinominales de los partidos políticos este repleta de compromisos, “veladores”, yernos, esposas, presidentes de partidos, berrinches, faltos de palabra y extranjeros indeseados, no es nada bueno y menos nuevo. Tampoco es raro, siempre pasa.  Las y los personajes que fueron escritos merecen renglón aparte de análisis. Todos y cada uno de los nombres cargan piedras distintas en sus morrales. Pero lo que pasó en el Partido Revolucionario Institucional es una cosa vergonzosa. Hasta hace unos días la encabezaba el ex secretario general de gobierno de Juan Manuel Carreras, Alejandro Leal Tovias y en 2º lugar la asesora del mismo gabinete, Marta Rangel. Los acuerdos de paridad tanto en la citada lista como en las candidaturas de elección popular, permitieron el acomodo de mujeres y hombres de manera equitativa, mas no vieron la prioridad que se le debía dar a ellas a lado de ellos. Y ahí está el resultado. El CEEPAC ordenó el enroque de Rangel por Leal. Un reacomodo al interior del mismo partido, del mismo PRI. Un reacomodo entre priistas. La respuesta de la dirigencia, de manera institucional, que no política -Elías Pesina no está tan contento con la repartición de las candidaturas y menos con la de Leal Tovias- anunció una impugnación a la resolución de la autoridad electoral. Dos lecturas. 

¿Qué urgencia que esté Leal Tovias en lugar de Rangel?. Ambos son priistas ¿no?, ambos cercanos a Carreras ¿no?. ¿Por qué él y no ella? ¿Qué tiene ella que no él? ¿Qué el PRI no pugna y presume respeto a mujeres y prioridad en su lugar y respeto?

¿Qué no enarbola banderas de grandes defensores de las mujeres en la vida política? Las respuestas quedan en el aire y se ven manchadas tanto por la falta de rumbo como por la evidente fortaleza de unión. Es el juego de “Juan Pirulero” y si es impugnar una resolución que perjudique a una priista, lo jugarán. Hasta mañana…