No bastó el resultado electoral para que el alcalde Xavier Nava Palacios y su equipo cercano, Rodrigo Portilla y Sebastián Pérez, tesorero y secretario respectivamente, todavía a 15 días de terminar su gestión, demostraran su falta de tacto político y cayeran en las garras de la soberbia política. Las transmisiones vía zoom de las sesiones del Cabildo permitieron dejar en evidencia los rostros, gestos y ademanes que prevalecieron durante toda la administración: la sorna e intolerancia a la oposición. No bastó entonces que aun y a quince días de entregar la estafeta, mínimo se buscara algo que nunca impero en las sesiones: la paz. Anhelo de cualquier sociedad. Si bien es cierto los señalamientos, cuestionamientos, reclamos por acciones y decisiones son parte de cualquier vida política, mas cuando se tiene alternancia y aun mas y peor cuando no se tiene o tuvo control del ejercicio del poder. También es cierto que estas se fueron tornando cada vez más y más en ejercicios de gesticulaciones faciales risibles protagonizadas por el alcalde mismo y por el Tesorero. El día de ayer, penúltima sesión de Cabildo, fue un resumen de ello en los tres años. Una cosa vergonzosa y sin categoría que los orillo a que, sobre todo Rodrigo Portilla el Tesorero, protagonizara series épicas de espectáculos que ni el gran Marcel Marceau hubiera actuado. Triste y lamentable. Nava y Portilla no tuvieron empacho en dejar en evidencia su molestia en todo lo que llevara tintes de reclamos y cuestiones. El que se enoja pierde. Se enojaban. Se enojaron. 

Y perdieron. Hasta mañana…