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Se ha montado un altar a su patrona Santa Cecilia, a quien celebran una misa para agradecer por los buenos tiempos, los malos y los aprendizajes en su oficio
17:01 viernes 22 noviembre, 2019
San LuisCon Do, Re, Mi o Fa… con cualquiera que sea la nota, músicos potosinos hacen sonar sus instrumentos en cada una de las canciones que interpretan, al tiempo que hacen “mover las emociones” de las personas que les escuchan y de quienes el mejor pago es siempre un aplauso. 22 de noviembre, Día del Músico; que desde las 11:00 de la noche de un día previo, decenas de músicos se congregan en la ya tradicional Plaza del Mariachi cercana a la Alameda Juan Sarabia. Ahí se ha montado un altar a su patrona Santa Cecilia, a quien celebran una misa para agradecer por los buenos tiempos, los malos y los aprendizajes en su oficio; luego de unas mañanitas y al son de un buen mariachi interpretan algunas de sus canciones, según platicó Jesús Casillas. El reto de un músico es “mover las emociones de quienes nos escuchan”, -dijo con entera confianza- pues si bien, la música hace vibrar con esas interpretaciones de alegría con una romántica serenata, un convivio con familia o amigos, pero sin olvidar también, la tristeza y la búsqueda de consuelo al perder a un ser querido. El mariachi Juan José, de apenas 14 años, sigue la tradición y el oficio heredado de su padre. “Yo entré a ser mariachi por mi papá, casi toda mi familia es mariachi y pues me llamó la atención. Tengo casi ya 4 años y mi papá ya casi más de 40 años en esto de la música”. Dijo que el mayor compromiso de un músico es ponerle el ingrediente de sentimiento y alegría para contagiar a los demás. Pero, mientras para quienes disfrutan de una y otra canción y de un agradable momento, para el músico parece que no todo es felicidad, aunque para complacer a su público deba entregarlo el todo por el todo. Y es que para Gabriel Acuña, de un grupo norteño compartió que es difícil en ocasiones la vida del músico, pues se sacrifica mucho el tiempo de disfrutar con la familia, por entretener y hacer disfrutar a su público. “¡Uy, pues muy difícil! Porque en la casa no lo entienden a uno, porque uno no está en casa, que les dediquen tiempo y el tiempo que puedes dedicarles es para aprender más para satisfacer a los clientes”. Y es que tampoco hay horarios definidos, Gabriel comentó que mientras algunos saben su hora de salida y regresar a casa a compartir tiempo con la familia, para un músico puede iniciar desde que sale el sol, hasta que se oculta. “Yo he sacrificado a mi familia mucho…”, dijo con un gesto de lamento. Así es como a diario los músicos potosinos entregan todo por el todo en cada una de sus interpretaciones, para que quienes los escuchen salgan satisfechos al oírlos y que, según los variados gustos, en un caso particular aun siga siendo una propuesta ir a contratar un buen norteño…