Un refrán popular dice que del dicho al hecho hay mucho trecho. Una cosa es tener la intención de ahorrar, invertir, formar un patrimonio o fortalecer el que ya se tiene, y otra materializarla. Una buena forma de lograr nuestros objetivos financieros es con el uso de un presupuesto. Un presupuesto es el plan que te ayuda a llevar un mejor control sobre los ingresos que obtienes, los compromisos o deudas que debes cumplir y los gastos que se harán. En resumen, el presupuesto es la cantidad de dinero que tienes para hacer frente a los gastos. Sin importar dónde decidas hacerlo, en una libreta o en una hoja de Excel, lo importante es el contenido del documento. Lo primero que se necesita es conocer el monto de tus ingresos; si son fijos no hay mayor problema. Si varían mes a mes, lo mejor es hacer una estimación de lo que vas a recibir, pero manteniendo los pies en la tierra; es decir, si prevés recibir entre 5,000 y 10,000 pesos, lo mejor es trabajar el presupuesto desde un punto de vista conservador, en este caso con 5,000 pesos. El segundo paso es definir los gastos fijos, que son aquellos que mes con mes debes realizar, por ejemplo, el pago de la renta, tarjetas de crédito, la luz, agua, gas, teléfono e internet, colegiaturas y despensa, entre otros. En un tercer rubro, se debe considerar todo el dinero que destinamos a ahorro e inversiones. Es importante destacar que el ahorro no debe ser lo que sobra de los gastos, sino que debe ser un rubro fijo en nuestro presupuesto. Los especialistas recomiendan que entre el 10 y 15% del ingreso se destine al ahorro. El resto debería ir al pago de deudas, hipoteca o renta, alimentación, vestido, transporte y entretenimiento. El siguiente paso es la evaluación, saber qué tan holgada está nuestra cartera y qué tanto margen tenemos para mejorarla. Una cartera sana es aquella donde los ingresos son mayores a los gastos. Si los gastos son mayores a lo que ganas es necesario optimizar recursos. Una forma para tener finanzas sanas es reconocer los gastos hormiga y reducirlos; en el mejor de los casos, se podrían eliminar por completo. Los gastos hormiga son todos aquellos que parecen pequeños, pero a la larga representan un monto importante. Por ejemplo, si de lunes a viernes te compras un café de 30 pesos, a la semana habrás gastado 150 pesos; al mes 600 pesos, y al año -solo tomando los días laborables- son 7,590 pesos. En un mes, el 5% de la población mexicana siempre hace compras que no tenía planeadas o fuera de su presupuesto, y el 8% casi siempre, de acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef). Nunca es tarde para comenzar a utilizar el presupuesto como una herramienta para mejorar las finanzas, pero el fin de año es un gran momento para dar ese paso porque es el periodo en el que se recibe el aguinaldo. Las fiestas decembrinas pueden hacer que nos salgamos un poco de control. De acuerdo con una encuesta de Feebbo México, alrededor de 40% de las personas que reciben aguinaldo en el país lo destinan a regalos. Para que las emociones no te ganen, una buena manera de aprovechar al máximo ese ingreso extraordinario es haciendo un presupuesto, que te ayudará a gastar solo en lo necesario y ahorrar o invertir el restante, y así estar más preparados ante posibles eventualidades. --

Con informaciòn de Dinero en Imagen / Autor: Principal.com.mx

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