El termino Mandatario se refiere a aquella persona que gobierna o desempeña un cargo público. No importando el nivel, siempre que se tenga una responsabilidad otorgada por el pueblo que lo elige o contribuye a su salario. El termino Gobernado pasa a ser el de Mandante, cuando al primero se le ve hasta con dejo de sometimiento por los mandatarios y le pierden el respeto, y es entonces cuando el elector toma el verdadero papel que le corresponde, el que manda. El día de ayer por la mañana el Gobernador Silvano Aureoles en su calidad de gobernador de una entidad federativa, decidió tomar su papel como cualquier ciudadano y presentarse ante las puertas del Palacio Nacional a preguntar si el que lo habita podía recibirlo.

El servicio palaciego le atendió de acuerdo a su investidura, le ofrecieron pasarlo, atenderle un segundo de abordo si era necesario y Aureoles -el ciudadano- decidió esperar en la puerta, tomar su turno a ver si la ayudantía podía darle una respuesta deseada. Nada. 3 años de peticiones verbales y escritas, todas con la formalidad que su nivel de Jefe de un estado, el michoacano, le permite acercársele al Jefe del Estado, el mexicano. Nada. Es por eso que ayer, sabiendo que tanto ahí duerme como trabaja desde temprano llego a tocar la puerta de la sede del MANDATARIO. Misma que tocó un MANDANTE. Si bien el tema tiene ribetes políticos. La denuncia que hiciera Aureoles sobre la inseguridad en su estado -como la debieran y pudieran hacer el resto de los 31 gobernantes-, es tan valedera como la que pudiéramos hacer el resto de lo mas de 129 millones de mexicanos que sufrimos día a día la inseguridad. 

Y es entonces donde lo político y los enfrentamientos del Gobernador Aureoles VS Presidente AMLO llegaron primero que Silvano y no lo recibió, bajo pretexto de “respetar la investidura presidencial” y que fuera primero a la Fiscalia. Es cierto, el Presidente no es Oficialía de Partes, si como Jefe Político debe estar enterado de todo, mas de una denuncia de un gobernador. Silvano opto por retirarse tras tocar la puerta que nunca le abrió el que buscaba. 4 horas le duro la exigencia, pero la lección es enorme. Si el MANDATARIO no atiende al GOBERNADO, deberá atender al MANDANTE, tocar su puerta y exigir, que no esperar. 

Los mexicanos ya no tenemos tiempo para perderlo, y menos con los MANDATARIOS que no nos lo quieren dar. Hasta mañana…