Uno de los puntos débiles de la administración de Juan Manuel Carreras fue el tema turístico. El gris trabajo del titular de esta cartera, Arturo Esper, fue resultado de colocarlo en un puesto en donde se pagaba un favor político y ya. Sin ninguna experiencia previa o capacidad desarrollada que hubiera permitido darle mayor vida y proyección a un diamante de riqueza superior. Entre esos puntos estuvo -y sigue estando- la claridad del Fideicomiso de Inversión y Administración del Turismo en el Estado (FIDETUR). Bolsa que se iba llenando de porcentajes a cobros del hospedaje y serviría para realizar y pagar campañas masivas, estructuradas, de nivel y con miras a resultados de promoción turística del estado. El resultado: ni campañas y menos dinero. Su uso se destinó a pagos de gasto corriente y nomina de la dependencia misma y de otras dependencias. Su claridad fue mas opaca que el mismo ejercicio de la política turística carrerista y su duda sigue a la fecha permeando en los escritorios de dicha dependencia y por ende de la Contraloría General del Estado y del propio titular del Ejecutivo, Ricardo Gallardo. Lo negativo, dentro de toda esta negatividad por si cabe más, es que tampoco se ha reactivado dicho Fideicomiso en la versión de la actual administración o algún camino que retome y reviva las esperanzas del sector turístico de posicionar aún más todavía al estado con su gran potencial. La iniciativa privada sigue pidiendo a gritos el empuje desde la administración estatal. Que no se tome como pretexto una investigación burocrática y se descuide uno de los potenciales seriamente abandonados por años: el turismo. Hasta mañana