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En memoria de ellas, aquellas de las que no sabemos aún sus nombres.
23:57 miércoles 27 septiembre, 2017
ColaboradoresEn memoria de ellas, aquellas de las que no sabemos aún sus nombres. Estamos apenas a unos días de distancia de que la tierra nos recordara una vez más lo frágiles que somos ante los fenómenos naturales y la gran fortaleza de nuestro país con gente que sin importar nada más, salvó numerosas vidas. Entre esas miles de personas que se han convertido en referente para futuras generaciones, estuvo un grupo de compañeras feministas que en cuestión de minutos se organizaron y formaron la brigada feminista. Claro, no faltaron las voces que desde su construcción patriarcal tan arraigada, se dedicó a cuestionar que se autonombraran así. Parece difícil de entender, pero aún hay quien en estos momentos pone en duda la imperiosa necesidad de la transversalidad de género. Les cuento lo que me encontré en diversos diarios: según las cifras preliminares, de las 194 personas fallecidas en Ciudad de México a consecuencia del sismo registrado este pasado 19 de septiembre, 68 son hombres y 126 son mujeres. Parece que la respuesta está en la combinación entre la hora que sucedió el sismo y las viviendas para explicar las cifras, siendo las 13.14 horas, las mujeres estaban en casa ya que en nuestro país, sólo un 40% de las mujeres son las que trabajan fuera del hogar, por lo que las que murieron, estaban dedicadas a las labores domésticas en su gran mayoría. Pero también ellas, la brigada feminista, estuvieron al pie del cañón ante el derrumbe de un edificio ubicado en Bolívar y Chimalpopoca de la Colonia Obrera, sede de la maquila de la marca New Fashion donde al momento del derrumbe se encontraban trabajando en su mayoría mujeres. Ellas resistieron y atravesaron el cerco de policías y militares y con la información de familiares de las mujeres que ahí trabajaban, comenzaron a buscarlas. La industria de la moda, esa a la que nos incitan a seguir, está sostenida por costureras y textileras sin nombre bajo los escombros. Es la precarización de la mano de obra. No quiero equivocarme en llamarle esclavitud, pero no se ha logrado tener siquiera una lista de las trabajadoras que estaban en ese lugar y las condiciones en las que laboraban. Si, también esto es cuestión de género. Para comenzar, debemos tener claro que los llamados “desastres naturales” no son solo eventos extremos provocados por las fuerzas de la naturaleza si no que también, la pérdida de vidas en estos eventos son el reflejo de las expresiones de factores sociales, económicos y políticos que interactúan y aumentan la vulnerabilidad de las poblaciones, específicamente, hay grupos de personas que suelen tener mayor índice de vulnerabilidad ante los desastres como quienes cuentan con menor acceso a recursos, oportunidades y a poder, y generalmente, en su gran mayoría estos grupos están integrados por mujeres, niños y niñas, personas adultas mayores, personas viviendo con VIH, personas con discapacidad, personas indígenas, personas en situación de migración y migrantes y otros grupos vulnerados. Y si bien es cierto que las mujeres hemos desarrollado una gran capacidad de sobrevivencia y resiliencia somos más vulnerables frente a los desastres debido a la discriminación y que esa desigualdad de género nos expone a las mujeres a un mayor riesgo frente a una amenaza natural. Por citar un ejemplo, las mujeres ocupan a nivel global el 65% de los empleos más vulnerables ya que son caracterizados por la informalidad, como las ventas ambulantes o los negocios en los hogares, lo que sugiere una mayor vulnerabilidad a la pérdida de medios de vida. Durante las fases de emergencia y recuperación, las mujeres, las niñas y las adolescentes ven aumentada su carga de trabajo añadida al triple rol de cuidado de la familia que haya sido víctima de alguno de estos desastres así como de la de generación de ingresos y labores comunitarias que desempeñan en si. La salud de las mujeres por supuesto que también se ve afectada, reportándose síntomas de estrés post desastre mayormente por mujeres y no podemos invisibilizar que hay aumento de la violencia sexual e intrafamiliar contra mujeres y niñas en los contextos de desastres. También tenemos que reconocer que no debemos de caer en la trampa de “todas las iguales” ya que no todas las mujeres reciben igual impacto de los desastres, otros factores, se tiene que analizar el grado de pobreza económica, la edad, la pertenencia a un determinado grupo étnico, ser migrante o presentar alguna condición como estar embarazada, vivir con VIH, tener algún tipo de discapacidad, etc.) éstos factores duplican e incluso triplican la vulnerabilidad y reducen su capacidad de respuesta. Durante la Segunda Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres, realizada en Kobe (Japón) en el 2005, se tomaron en cuenta las recomendaciones de la Plataforma de Acción de Beijing y se enfatizó la importancia de integrar el enfoque de género en la RRD. El Marco de Acción de Hyogo 2005-2015 (MAH), resultado de la Conferencia, señaló la necesidad de integrar la perspectiva de género en todos los procesos de toma de decisiones de la gestión de riesgo, incluyendo aquellos relacionados a la evaluación de riegos, alerta temprana, gestión de la información, educación y capacitación. Sin embargo, siete años después, la revisión de medio período del MAH en el 2012 y diferentes evaluaciones con la sociedad civil llevadas a en América Latina, el Caribe, Asia, África, el Medio Oriente y el norte de África han revelado la debilidad o la nula integración de la perspectiva de género en las acciones nacionales de reducción de riesgos de desastres. Algunos datos refieren que las mujeres, los niños y las niñas son 14 veces más propensas que los hombres a morir durante un desastre, las probabilidades de que una mujer sea víctima de la violencia doméstica o sexual aumentan después de un desastre y muchas mujeres evitan albergarse en refugios por miedo a ser violadas. Sin duda, falta mucho trabajo que hacer en la evaluación de riesgos con enfoque de género, la recuperación de espacios siniestrados y prepararnos en el conocimiento de reducción de riesgo de desastres con enfoque de género. Como decía una gran maestra del Feminismo: “el género nos atraviesa” y los fenómenos naturales, no son la excepción. (foto tomada del tuiter andreapizarnika)