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A medida que pasa el tiempo, la regulación bancaria se degrada y los riesgos de una nueva crisis financiera aumentan
07:52 lunes 1 abril, 2019
NegociosEl mes pasado nos enteramos de que la Reserva Federal (Fed, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos (EU) tomó la decisión de no aumentar el colchón de capital anticíclico requerido de los bancos, por encima de su nivel actual de cero, a pesar de que la economía estadounidense se encuentra en un punto máximo cíclico. La Fed también eliminó las calificaciones cualitativas de sus pruebas de estrés para los bancos estadounidenses, aunque no para los extranjeros. Finalmente, el Consejo de Supervisión de Estabilidad Financiera (FSOC, por sus siglas en inglés), que encabeza Steven Mnuchin, el secretario del Departamento de Tesoro de EU, eliminó a la última aseguradora de su lista de instituciones “demasiado grandes para quebrar”. Es posible que estas decisiones no perjudiquen la estabilidad del sistema financiero. Pero muestran que la regulación financiera es procíclica: se flexibiliza cuando se debe endurecer y se endurece cuando se debe flexibilizar. De hecho, es como si aprendemos de la historia y luego lo olvidamos. Las regulaciones de los bancos se endurecieron desde las crisis financieras de 2007 a 2012. Los requisitos de capital y de liquidez son más estrictos; el régimen de las “pruebas de estrés” es bastante exigente, y se han llevado a cabo esfuerzos para poner fin al escenario de “demasiado grande para quebrar”, desarrollando la idea de una ordenada “resolución” de las instituciones financieras grandes y complejas en EU. Daniel Tarullo, el gobernador de la Fed a cargo de la regulación financiera hasta principios de 2017, señaló recientemente que “el coeficiente del capital ordinario agregado y ponderado por riesgo de los bancos estadounidenses más grandes, aumentó aproximadamente 7% en los años anteriores a la crisis financiera, a un nivel cercano a 13%, a partir de finales de 2017”. La autocomplacencia es injustificada Los bancos se mantienen como instituciones altamente apalancadas. El público espera que estén a salvo. Pero, con una relación promedio de activos a capital básico de alrededor de 17 a 1, su capacidad de soportar pérdidas aún es limitada. El argumento a favor de esto es que estas instituciones promueven el crecimiento. Como insiste Anat Admati, de Stanford, este es un argumento dudoso. Pero políticamente, funciona. Además, como lo mostró en un artículo reciente Jihad Dagher, del Fondo Monetario Internacional (FMI), la historia demuestra la prociclicidad de las regulaciones. Una y otra vez, se relajan las regulaciones durante un auge: de hecho, la desregulación a menudo impulsa ese auge. Luego, cuando ocurren los daños y aparece la desilusión, estas medidas se vuelven a endurecer. Este ciclo se puede ver en la South Sea Bubble (burbuja de los mares del sur) del Reino Unido a principios del siglo XVIII y, tres siglos más tarde, en el periodo previo —y el periodo posterior—, a las recientes crisis financieras. Es posible observar una gran cantidad de ejemplos diferentes entre las dos. --
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