La Calzada de Guadalupe de la capital potosina ya registra afluencia de personas creyentes de la imagen guadalupana, desde un día antes del día oficial en que se venera a la virgen. En medio de un dispositivo de la Policía Municipal, cierres de calles, puestos ambulantes, además de persona de paramédicos en apoyo de quienes pudieran tener algún malestar, las y los peregrinos realizan sus penitencias solos o en compañía. María Elena Rostro acompañada de sus hijos le cumplieron a la virgen de Guadalupe, una manda familiar que abarca el agradecimiento de todo un año de pesares y enfermedades, pero que con la devoción asegura la jefa de familia se han desvanecido poco a poco. En cadena, uno detrás de otro forma una hilera de personas arrodilladas, avanzando lento sobre cobijas que apenas y disfrazan el contacto con el pavimento, recorriendo así toda la Calzada de Guadalupe sin tomar en cuenta las bajas temperaturas o el dolor a causa del cansancio. “Es una manda familiar porque a mi hijo, le salieron ganglios cancerosos, mi otro hijo se le atoraron piedras, nos han pasado tantas cosas que a virgencita siempre nos apoya, toda la familia nos comprometemos cada año, porque la virgencita todo el año nos da” explicó.  

Desde enero asegura María Elena que se han presentado dificultades en la familia, incluso un accidente que no logró ponerlas en peligro a ella y a su hija, sin embargo le adjudican a la madre guadalupana el milagro de la vida, de la salud y de estar en familia principalmente. Cada años miles de peregrinos potosinos se acercan al Santuario de Guadalupe o también conocido como la Basílica menor en la que se realizan las llamadas mandas o penitencias especialmente de rodillas para demostrar la devoción ante la virgen.